Estilo de Vida Vino

POR QUÉ SE “BAUTIZAN” CON VINO LOS BARCOS AL IR A BOTARSE

acuarela de un barco

“El barco que no haya probado vino probará sangre”.Proverbio británico.

Desde sacrificios rituales hasta la actual tradición de romper botellas en el casco, la práctica de la botadura de los barcos se remonta a la época griega. Desde entonces se derramaba sangre de los sacrificios para garantizar la benevolencia de los dioses hacia la embarcación en alta mar. Con el tiempo, la sangre se reemplaza por el vino y más tarde por el champán. Un rito que ha ido evolucionando a través del paso del tiempo y de las diversas civilizaciones hasta hoy en día, en que se ha hecho norma no escrita, de obligado cumplimiento. Territorio de supersticiones, dado que aquellas embarcaciones que no respetaron la tradición de la botadura tales como la del Titanic de la White Star Line en 1911 se botó sin  seguir el rito tradicional.

botadura del Titanic

Botadura del Titanic, el 31 de mayo de 1911. Commons.

Desde antiguo, la primera ocasión en que un barco tocaba mar era motivo de celebración, con el objeto de que este no se cobre vidas humanas durante la singladura. Otros decían que era una forma elegante y ceremoniosa de comprobar la resistencia del casco…

Mucho antes que los griegos, los babilonios sacrificaban un buey, los turcos una oveja y los vikingos los bautizaban con sangre humana. Durante los siglos XVIII y XIX, en Francia, la ceremonia seguía un ritual semejante a las bodas o al bautizo. En la India, el ritual hindú del “puja”, de adoración a los dioses era el protagonista (hoy en día se lanza un coco contra el casco). En el País del Sol Naciente, se lanzan hachas para ahuyentar los males (hoy en día se corta la cuerda del amarre con un hacha construida sólo para la ocasión y que siempre se lleva a bordo). Siempre ceremonias paganas hasta su adaptación moderna.El mar como lugar ignoto en el que habitaban diversos dioses a honrar, evitando así que lancen su furia sobre los barcos que surcaban el mar. En definitiva, disminuir el riesgo de la imprevisibilidad del mar y el capricho del viento. Al parecer los sacrificios comenzaron siendo humanos, después animales y, finalmente se trocó en una ofrenda de alimentos, agua y vino. De esta forma, los griegos empezaron a estrellar ánforas de vino contra los cascos en honor a Poseidón. Costumbre adoptada después por los romanos y dedicada a su dios Neptuno. Judíos y cristianos ofrecían también agua y vino en la bendición de sus naves. El Imperio Otomano por su parte ofrecía sacrificios rituales de animales.El buen augurio se intentó asegurar con el ceremonial adaptado a cada cultura, agua bendita rociada, misas, discursos, etc. En la Edad Media, se apadrinaban los barcos por parte de una personalidad relevante que brindaba desde la borda con una copa de oro con piedras preciosas incrustadas. En 1610, Enrique Estuardo, príncipe de Gales y heredero al trono de Inglaterra y Escocia, con 16 años, lanzó su copa a la muchedumbre asistente al acto tras el brindis de botadura y, aquel que la atrapaba se quedaba con ella. A finales del siglo XVII, el elevado número de embarcaciones construidas en Inglaterra no era rentable lanzar las copas, ni por su valor ni tampoco por las peleas provocadas por su posesión. Es en 1797 cuando se documenta por primera vez el uso de la botella rompiendo en el casco de la embarcación. En el bautizo del USS Constitution, una de las primeras fragatas de Estados Unidos, su capitán James Sever, rompió una botella de vino de Madeira contra el mástil de proa en el puerto de Boston.

El modo habitual de romperla era cogiéndola por el gollete (cuello), boca abajo y golpearla fuertemente contra el casco y cuando el padrino o la madrina eran niños, adolescentes o mujeres, se ataba una cuerda que salía de uno de los mástiles para coger impulso y lanzarla a cierta distancia contra la embarcación.

El cambio del vino por el champán es una costumbre bastante reciente por el mayor prestigio de este último, salvo en el siglo XX en que con la Ley Seca en Estados Unidos se sustituyó el champán por la sidra. En España en aras de promocionar el vino de Jerez, se hacía con este. También este es un reducto para las supersticiones, una es que el nombre con el que se bautizó el barco no se puede volver a cambiar. Otra es, que si la botella no rompe al golpear el casco es un signo de mal augurio por considerarse no bautizado. A este respecto, cabe recordar la botella con la que se bautizó el crucero italiano, Costa Concordia, frente a la isla de Giglio en Italia, no llegó a romperse.

naufragio del costa concordia

El Costa Concordia encalla frente a la costa de la isla de Giglio. Commons.

En las naves pequeñas se bautiza derramando el vino o el champán sobre la cubierta directamente desde la botella.

Para las grandes naves el sistema está totalmente mecanizado, auténtico antídoto contra la irracionalidad y el miedo a lo desconocido, quizá menos poético, pero que conserva la tradición.

botadura del Royal Princess

Los duques de Cambridge en la botadura y bautizo del Royal Princess. 2013. Southampton.

Desde una época lejana, el vino se asoció al bautismo de los buques. La rotura de una botella es la primera toma de contacto entre el buque y el elemento líquido. El vino le da suerte y celebra el acontecimiento.

Desde hace tiempo, el Champagne se ha vuelto indispensable en esta función. La botella, amarrada por una sólida cinta, soltada en dirección del casco, choca con éste y estalla en un alegre brote de espuma que es una imagen familiar.

Para evitar cualquier accidente, la ceremonia del bautismo naval se fija hasta en los más mínimos detalles: la botella se lastra con plomo para que pueda romperse, sin rebotar, con el primer choque.

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