IKIGAI

Ikigai (imagen de Sofiri.com)

¿ Qué es el ikigai ?

El proceso de hallar nuestro propósito* En la vida se inicia con el autoconocimiento, continúa con la exploración y acaba con la realización de la prueba ensayo-error.

La piedra filosofal que casi todo el mundo busca, el que los nipones dan en llamar ikigai y nosotros el propósito de vida, es el motivo que nos impulsa, el que nos dirige y guía sobre todo en tiempos de incertidumbre.

Enlaces sugeridos :

*https://dle.rae.es/propósito

Ese ¿para qué he venido a este mundo?, como todo humanos nos enfrentamos tarde o temprano al dolor de no ser uno mismo para satisfacer a los demás, o bien aceptamos ser, en primera persona, aceptando el probable rechazo de aquellos porque no aceptan tus decisiones vitales. Los hay, que si bien desean llevar una existencia diferente a la que realmente tienen, se quedan en una angosta e incómoda zona de “confort” por miedo al fracaso y al menosprecio del entorno social y familiar.

Pero, ¿qué ocurre cuando desaprobamos nuestra realidad, pero seguimos sin tener alternativa?, toda una crisis existencial, ese “cambio de la rueda de Bertolt Brecht: “estoy sentado al borde de la carretera./ El chófer cambia la rueda./ No me gusta el lugar de dónde vengo. / No me gusta el lugar a dónde voy./ ¿Por qué miro el cambio de rueda con tanta impaciencia? (Poema)

Quizás porque, mientras el viajero está en movimiento, al menos tiene la ilusión de que va hacia algún sitio.

¿Cómo descubrir nuestro propósito cuando nos sentimos perdidos y tan siquiera sospechamos cuál puede ser nuestra misión en el mundo?

Tres son los senderos cuyo tránsito puede ayudarnos en la búsqueda.

El autoconocimiento: Si no sé quién soy, difícilmente podré encontrar mi propósito, dado que está muy unido al talento*. Cuando tomamos conciencia de que poseemos un don para escuchar, ello nos facilitará ser terapeutas, un coach como se dice ahora o consultor. Por ello, vale la pena pararnos y pensar en lo que podemos ofrecer al mundo y, desde ahí, modelar y moldear el propósito.

Enlaces sugeridos :

*https://dle.rae.es/talento

Exploración: el sentido de la vida no suele venir a buscarnos a casa, sino que debemos crearlo saliendo al mundo para ampliar el abanico de nuestras experiencias, conversar con las diversas personas, algunas de las cuáles pueden haber encontrado ya su propósito, participar en proyectos que rompan con la rutina de nuestra existencia, leer libros, ver cine, distintas películas a las habituales, acudir a conferencias para salir del cascarón en el que nos solemos instalar.

Prueba ensayo-error: tal y como lo hace la ciencia experimental, ensayando distintas posibilidades hasta que con una de ellas “se enciende la bombilla” y se hace la luz, la luz de la pasión (“a través de lo que no te gusta, llegas a lo que te gusta”) acercándonos al ikigai.

Todos ellos son sendas que nos pueden hacer encontrar nuestra vocación, el propósito en la vida, que requiere de una condición a mayores que no es otra que es que lo que hacemos en la vida tenga un impacto positivo en la humanidad, lo que a veces implica una gran renuncia, la great resignation post pandémica, el abandono de millones de personas de sus trabajos al final de la pandemia porque no les aportaba crecimiento personal ni mejoraba el mundo de un modo concreto.

El cuarto camino para hallar el propósito, es decir:

¿Dónde podemos ser más útiles al mundo?: donde nos muestra la vida, que nuestros esfuerzos tendrán más impacto, en la confluencia entre lo que uno espera de la vida y lo que la vida espera de uno.

El qué, el cómo y el porqué: Según Simon Sinek existen 3 niveles de evolución poniendo como ejemplo el pensamiento de Steve Jobs en el mundo corporativo:

El primer nivel: es Qué haces, que en el caso de Apple es: “hacemos ordenadores personales”.

El segundo nivel: es Cómo lo haces, “nuestros productos son bellos y fáciles de usar”.

El tercer nivel o nivel superior: es Por qué lo haces, en Apple era “desafíar el status quo y hacer las cosas de forma diferente”.

Analizar el qué, el cómo y el por qué nos permite profundizar en las verdaderas motivaciones que subyacen en lo que hacemos. Y si no hay un por qué, quizá necesitamos buscar una misión más significativa en otro lugar.