Estilo de Vida Salud

EL PARIPÉ

paripé

Se entiende que alguien está haciendo el paripé cuando está fingiendo hipócrita y falsamente en una situación (por ejemplo simular que te duele la cabeza o aparentar una posición social o económica que no se tiene…).

El término ‘paripé’ llegó al castellano desde el vocablo del idioma caló (lengua utilizada por el pueblo gitano) ‘paruipén’ cuyo significado literal es ‘cambio o trueque’.

Como es sabido, algunas personas de etnia gitana a lo largo de la Historia se han dedicado al negocio de la venta ambulante o al trapicheo de mercancías, dándose la situación en la que alguna vez (en el momento de hacer negocio con alguien) ofrecían hacer un trueque de un producto, saliendo claramente beneficiado el caló gracias a la verborrea y/o puesta en escena en el momento de hacer la transacción.

De ahí que surgiera la expresión ‘hacer el paripé’ como clara referencia a la representación y simulación que se hace y en numerosas ocasiones con intención de ‘presumir o darse el tono’, tal y como recoge la acepción de la expresión en el Diccionario de la RAE.

¿Y a cuento de qué viene esto? pues de un conjunto de, vamos a llamarle cosas y acontecimientos lamentables.

Vamos a ver de qué se compone este “collage”. Un máximo histórico de suicidios durante el primer año de pandemia, casi 11 personas se quitaron la vida diariamente durante el 2020 y, a la espera de un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, la gente se manifestaba el pasado 11 de septiembre del año en curso. La primera causa de muerte externa en 2020, con 3.941 fallecimientos, un 7,4% más que en 2019, cifra que casi corre pareja con el incremento del coste de la vida (5,7%), siendo el 74% varones y el 26% mujeres.

Cuando las cifras se expresan en la variable tiempo, todavía sobrecogen más, cada dos horas y media se suicida una persona y, como respuesta, el crudo silencio, ni un mísero teléfono de prevención del sucidio se ha puesto en marcha. Los mayores incrementos han tenido lugar en la franja de edad entre los 55 y 64 años de edad. Por meses, agosto se lleva la palma con un 34% o más, le sigue febrero con un 28,2%. Su número descendió en abril (el segundo mes de confinamiento por la pandemia).

Con una desescalada no planificada, la crisis prolongada en la que había que prevenir el suicidio no aconteció pero si la precariedad económica y la miseria estival que tomó posesión de la situación motivando la desesperanza suicida. Y a esperar, tocan, si no tienes dinero ni recursos para acceder a otros niveles asistenciales como el privado. Vulnerabilidad y penuria económica, un maridaje funesto en los tiempos que corren que provoca orfandad de medios y voluntades. ¿Para cuando una organización y dotación de servicios adecuadas?

Entre tanto y, en caso de emergencia, riesgo inminente o intento autolítico, el teléfono 112 y los Servicios de Urgencia hospitalarios más cercanos son el paso que hay que dar. Y, si existen factores de riesgo, alarma o ideación suicida, consultar con el Médico de Atención Primaria y la Unidad de Salud Mental más cercana.

Sin olvidar Internet: Red AIPIS-FEeDS, Confederación Salud Mental España, Asociación de Supervivientes DSAS, Plataforma Profesional de Prevención del Suicidio, Sociedad Española de Suicidiología.

Los datos no son necesariamente información

Nunca antes estuvimos más expuestos al engaño, intentar revertirlo no estaría de más. La sopa de patrañas, bulos, tonterías y manipulaciones, llamada “bullshit” que sin tener piedad alguna acerca de la verdad, invade la sociedad actual. Y, para ello, tres antídotos, la tecnología, mediante el aprendizaje automático (que al final nos tima impunemente), la regulación de gobiernos y desgobiernos, que inspira desconfianza por la vía de la libertad de expresión que se lleva mal con la imposición del pensamiento único y la educación, una apuesta segura.La alfabetización mediática y el pensamiento crítico son los mejores útiles para resolver este follón.

A sabiendas de que los grandes propagadores del bullshit son las redes sociales , WhatsApp, los medios de comunicación en suma, no es de extrañar que cerca del 2,6% de los artículos de información en EEUU son falsos, lo que viene a ser que casi 8 millones de personas leen diariamente una noticia falsa.

Una cuestión curiosa es el sesgo de confirmación, o tendencia a observar, creer y compartir información que apoya creencias preexistentes y, así, los algoritmos de las redes sociales no ayudan dado que la confección del menú digital personalizado que nos presentan no está pensado para informarnos sino para mantenernos activos en las redes, limitando la posibilidad de acceder a contenido divergente.

El descoque propagandístico

Los ejércitos de bots que inundan de bullshit todo Internet, los sesgos y manipulaciones de la clase política y de su “claca” son brutales.

Los sesgos y manipulaciones por parte de la clase política son tales que cuando propone un recorte de impuestos que le ahorrará el 1% o más a la población más próspera, ello supondrá una reducción nula de impuestos al resto de la población y, qué es lo que nos dice, pues que el recorte fiscal permite ahorrar a las familias unos 3.500 euros al año en impuestos, cuando en realidad la familia media no ahorra ni un céntimo. El objetivo de propaganda no es convencer sobre falsedades específicas sino imponer una estrategia de desinformación continua y una audiencia desorientada y desesperada.

Así, la estadística y sus representaciones visuales son las boss. La interpretación y las conclusiones que se extraen de estudios estadísticos a menudo están viciados.

Un ejemplo cercano a decataencata.com, es el estudio llevado a cabo entre estudiantes universitarios para tratar de determinar su consumo de cerveza en función del tipo de envase.

La conclusión a la que se llegó fue que quienes pedían jarras de cerveza terminaban consumiendo el doble de la cantidad que quienes bebían botellín a botellín. Pensaron que quitando las jarras, reducirían el consumo, sin ser así porque, en realidad, es la intención lo que cuenta, si uno va predispuesto a beber más cerveza, pedirá el formato jarra y los que consumen de forma más moderada lo harán en botellín.

Esa inteligencia artificial generalmente sobrevalorada

La complejidad del mundo de los datos que nos ha tocado vivir, debemos afrontarla mediante fórmulas para detectar y prevenir la desinformación, tales como la corroboración y la triangulación de las informaciones buscando otras fuentes fiables, el apoyo de agencias de verificación pasando por una de las herramientas más infrautilizadas de Google, la búsqueda inversa de imágenes, ya que ni ley ni tecnología nos resolverán el problema.

El miedo

En este aliño no podía faltar esa emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además, el miedo está relacionado con la ansiedad.

En la actualidad existen dos conceptos diferentes sobre el miedo, que corresponden a las dos grandes teorías psicológicas que tenemos: el conductismo y la psicología profunda. Según el pensamiento conductista, el miedo es algo aprendido. En el modelo de la psicología profunda el miedo existente corresponde a un conflicto básico inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.

La ubicuidad del miedo que nos inunda es un poderoso instrumento de control social que si no se acompaña de esperanza es profundamente reaccionario. En épocas como las actuales de crisis social, política y económica, es normal que la gente sienta miedo al desempleo, a su cronificación, al trabajo precario, a que no te llegue para vivir, a no tener pensión en la vejez, a no tener donde echar el cuerpo, normal absolutamente normal, pero de cómo se gestione el miedo dependerá el futuro, construyendo así, un futuro de esperanza con un mayor bienestar, y si se deja en manos de algunos grupúsculos dedicados a la polis en minúsculas, corremos el riesgo grave de abandono de toda esperanza, de la lucha por conservar aquello que nos pertenece, buscando la protección como único valor aniquilante ofertado, su única programación política, que evita que la gente haga política, una auténtica antipolítica.

También al sistema neoliberal le conviene propagar este bajo estado de ánimo social con el coste energético, el apagón universal, el volcán que no se extingue… Pero para todo esto está el padre y la madre Estado, para que organice, proteja y active los planes de contingencia y que a su vez la gente también se organice y ayude.

Y no olvides pre y ocuparte por la vida del planeta y exige activamente un mundo mejor para nuestros hijos y nietos. Ojito con que no exista ley ni sociedad organizada y a esa pretendida meritocracia individual y salvadora gracias a mi astucia y habilidades, el mito neoliberal por excelencia, que nos dice que no necesitas de nadie, ni del estado ni de nuestros congéneres, basta con protegerte a ti y a tu familia, un mito absolutamente masculinista de las fases críticas, en que los padres vuelven a asumir el papel de jefe y protector de la familia. Todo ello, cuando la posibilidad de morir en unas urgencias colapsadas o de una enfermedad que no haya podido detectar como Médico de Familia porqué la Atención Primaria está extinta es mayor que la de la provocada por un apagón.

Un consejo* final, pese a no ser de consejos

*Parecer o juicio que se da o solicita para hacer o no hacer una cosa necesita que alguien le dé un consejo acertado y cabal. Asesoramiento, exhortación, parecer o sugerencia. Opinión o parecer que alguien da o recibe acerca de su conducta futura.

Estos tiempos de pandemia y de digitalización a ultranza, nos han sumido en una incertidumbre que nos ha estimulado a leer libros de historia y, en mi caso, azuzado por la sapiencia de mi hijo Javier, facilitando ese regreso al pasado como forma de afrontar las zozobras e incertidumbres que el inmediato futuro nos depara. Y en esa línea le he regalado un libro que lleva por título El Vino en todos los sentidos, de Octavio Colis y Jesús Paul, para colmar sus ansias de saber sobre este caldo que sabe tanto de historia como de realidad.

A este respecto, otro consejillo para nuestros lectores que no es otro que la lectura del libro Volver a dónde, de Antonio Muñoz Molina, (Editorial Seix Barral) en el que vuelve a conmovernos con su extraordinaria prosa, fácil y ligera, que nos lleva a reflexionar sobre lo excepcional y lo cotidiano, sin dar voces, en el que tras el confinamiento rememora en la nueva normalidad, sus orígenes y a las personas con las que compartió y que ya empiezan a no estar. Y a pesar de ello, el recuerdo familiar no renuncia a la búsqueda de responsabilidades. “Vivimos como si no hubiera límites… ni catástrofes: “El poder acrecienta el grado de responsabilidad, pudieron y debieron saber y actuar mucho antes los que mandaban, pero en casi ningún país lo hicieron, y esa casi universal incompetencia es una prueba de la inevitabilidad humana del error. La clase política, en su mayor parte, se revela cada vez más como una turba parásita que no se ocupa de arreglar los problemas verdaderos que existen, sino de hacerlos tan graves que ya no tengan remedio”. Pero no solo los políticos han mostrado su perfil más real; el mantra de que saldríamos mejores de la experiencia se ha mostrado como una burla más. El personal quiere disfrutar del ahora como si no hubiese un mañana, sin pensar en los costes sociales ni en los esfuerzos de los sanitarios, a los que los aplausos desde los balcones les debe resultar una burla. Monumental, como siempre.

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