De Unknown
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Suiza
Los vinos helvéticos anhelan volver a regalar las papilas a nivel internacional.
Cuando pensamos en Suiza, nos viene a la mente el chocolate y los quesos. Pero no debemos olvidar la excelencia de sus vinos, y también su carestía…
Pese a su imagen discreta en el extranjero, la fiesta de los viticultores, que tiene lugar entre el 18 de julio y el 11 de agosto, festejada desde hace unos 25 años desde finales del siglo XVIII, y a que pesar de su fasto, poca gente sabe de su existencia.
Se trata de la primera tradición vitícola suiza viviente inscrita en el Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de un espectáculo musical al aire libre que tiene lugar en Vevey, en el corazón de los viñedos de Lavaux, que acoge a unos 20.000 personas, en la que varios miles de figurantes en una veintena de actos detallan el año vitícola.
Suiza cuenta con variedades únicas y excelentes, tal como la variedad blanca del cantón de Los Grisones, con mínima producción. La amigne ( http://www.diccionariodelvino.com/index.php/amigne/ ) que se produce en el Valais, al igual que la cornalin y la humagne.
Suiza es como un pequeño jardín en términos productivos. La superficie vitícola del Valais (la primera región vitícola del país) viene a ser como el viñedo de Saint-Emilion en Francia.
En 2018, la superficie vitícola suiza es inferior a unas 15.000 hectáreas, frente a las 800.000 hectáreas de Francia..
Exportación
Sólo el 1% de su producción se exporta. El consumo nacional es bajo por lo que la pretensión actual es la de exportar con el objeto de seducir y conquistar los mercados internacionales mediante la diversidad de terruños, sus microclimas y variedades autóctonas.
En la región vitícola de Lavaux, unos 200 viticultores se reparten las 800 hectáreas de viñedo dispuesto en terrazas, también Patrimonio Mundial desde el año 2007, construidas en los flancos de las vertientes montañosas que se extienden majestuosamente a través de una treintena de kilómetros sobre el lago Leman entre Lausanne y Montreux, mirando hacia los Alpes.
En el centro de los viñedos, se halla el Centro de Investigación del Vino de Lavaux, en Rivaz, centro que acoge anualmente a miles de visitantes, en su mayor parte extranjeros (80%), sobre todo asiáticos los cuales al parecer tienen dificultades para encontrar los caldos suizos en el extranjero, hecho que impulsado la voluntad de exportación, si bien ello exige dedicar tiempo y abaratar los precios y costes, cuestión difícil por el sistema de conducción de la viña, en forma de terrazas, con grandes pendientes, cosecha manual y mano de obra cara, haciendo a los vinos suizos menos competitivos dada su pequeña producción y escasa dimensión de sus bodegas, de ahí la reticencia financiera por parte de sus viticultores, a la que se une escasa demanda interior que hace difícil la diversificación.
Rivaz
Manhattan
En un intento de cambiar esta situación el organismo rector de la Interprofesional de la viña y del vino de Suiza (Swiss Wine Promotion), desarrolla desde hace 5 años una nueva estrategia de focalización en productos de calidad.
Una de las actividades promocionales es la que reza así: “tomar fendant (la denominación más conocida en Suiza) es el no va más”, o bien un dôle (otra denominación del Valais) o barato, pero tome siempre productos originales y autóctonos.
Los precios: un Cornalin o un petite Arvine cuesta entre 30 y 40 francos suizos (27 a 36€), sin comentarios…. y si se presenta al público un chasselas corriente de 5 francos suizos (4,50€), dice que es muy caro.
Algún consultor indica que debiera crearse cierto dinamismo alrededor de una decena de “vinos-faro” con vinos de alta gama.
En las cartas de restaurantes internacionales solamente existen 2 vinos estelares: Marie-Thérèse Chappaz y Daniele Gantenbeim.
Bodega Gantenbeim
Paradojas de la vida
Las grandes familias de viticultores europeas se formaron en la Haute École de Vticulture et d´Oenologie de Changins.
( https://www.changins.ch/ecole-du-vin.html )
Sandrine Caloz, exporta vino a Manhattan a través de un importador norteamericano, en donde lo consume clientela suiza mayoritariamente.
La reinvención del vino suizo
En el cantón de Valais, la cooperativa Provins, quiere dar a conocer en el extranjero el vino suizo, apostando, entre otras por las variedades autóctonas.
Pedir un vino suizo en restaurantes de fuera del país helvético, es misión prácticamente imposible. Esta cooperativa produce un tercio del volumen global de vino producido en Suiza. El Valais es un viñedo cuyo cultivo es ancestral. Hasta el momento actual la ausencia de deseo exportador tiene una explicación: el país consume la práctica totalidad de lo que produce. Además el coste de la botella es elevado, en parte por la carestía de la mano de obra. Por otra parte los comerciantes internacionales prefieren trabajar aquellos caldos con renombre y fama, cuyo margen comercial es mucho mayor.
Para impulsar Electus (tinto) y Eclat (blanco) en el mercado internacional, Provins ha creado Valais Mundi, una compañía independiente que apuesta por las variedades autóctonas. El cantón de Valais reúne un mosaico de terruños con más de 57 variedades autorizadas.
El plan de renovación suizo, ha hecho que la proporción de vides autóctonas haya pasado del 2% al 35% desde el año 2.000.
Cornalin, diolinoir, humagne rouge (en cuanto a los tintos se refiere) y, petite arvine y heida para los blancos, se comparten y compiten para ser la estrella de los ensamblajes.
Su revalorización se apoya en los micro terruños, la fragmentación del terreno en pequeñas parcelas es la especificidad característica del Valais. Para el Electu, se explotan 6 hectáreas divididas en 40 parcelas. Para el Eclat, 2 hectáreas en 10 parcelas.
Precio del tinto Electus, más de 100€.
¡Suerte!