¿Cómo afecta el cambio climático a la viticultura peninsular?
Al igual que en Francia el desplazamiento y expansión de los viñedos hacia el norte del país, en la península también tiene lugar, logrando además altura, pero sin tener que abandonar la viña de gran calidad que existe en el llano.
Aragón la tierra de mi madre.
El clima marca e identifica al vino por origen y modo de comportarse.
Las vendimias cíclicas, con cadencia anual ya se cuentan por decenios.
Desde hace un siglo la temperatura media anual se va elevando paulatinamente cuya consecuencia es la intensificación de la maduración uval, con períodos de sequía más prolongados por un régimen pluviométrico más achicado. Todo ello lleva a incrementar el cultivo de variedades tardías en zonas cálidas manteniendo las variedades estacionales en las zonas atlánticas. Con muy buen criterio José Peñín comenta que ¿”por qué en lugar de escalar en latitud y altitud, no se procede a recuperar e investigar más profundamente a la gran familia de variedades tardías del Mediterráneo”? Ya que cada clima posee su variedad adecuada.
Las variedades tardías están mejor preparadas para afrontar el cambio climático.
Maduran lentamente al sol y con el calor ambiental, sin perder carácter ni identidad personal.
Esta trepadora de origen salvaje y su diseminación por todo el planeta se debe al sembrado anárquico de las simientes que los pájaros defecan siglo tras siglo.
La lusa arinto, la griega mandilaria y la aglianico italiana son hijas de climas cálidos.
Fotografía de uva aglíanico: https://ilcalicediebe.com
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La cariñena (carignan), la graciano, las dos garnachas principales: la negra y la tintorera (con pulpa colorada) o Alicante bouschet, la monastrell (mourvedre) o las variedades francesas petit verdot, cabernet sauvignon entre otras muchas variedades autóctonas plantadas en España.
Su capacidad adaptativa a cualquier clima no impide que las diferencias madurativas varietales constituyan el signo más evidente de su portentosa adaptación climática.
Además, los avances en investigación, desarrollo e innovación han facilitado el gran avance de la viticultura y de la enología.
España es el país con mayor riesgo y vulnerabilidad a las alteraciones bioclimáticas.
El anticiclón de las Azores, una auténtica barrera fronteriza de altas presiones, que aporta la bonanza climatológica, que discurre desde la región de los vinhos verdes hasta el norte de Senegal, que permite que seamos líderes en turismo de sol y playa, de puro verano, que beneficia al campo por la reducida pluviometría solamente agravada por las oleadas de calor africano.
Si España y Portugal estuvieran ubicadas a unos 400 kilómetros hacia el noroeste, de norte a sur, su verdor alcanzaría el 80% de su extensión territorial.
Las condiciones mesetarias hispanas y sus cordilleras incrementan la calidad de sus vinos, por la amplitud térmica a la que se ven sometidos los viñedos ahí plantados. La moderada altitud mesetaria con temperaturas nocturnas frescas son la garantía de calidad de sus caldos.
La influencia del mar (a excepción hecha para el sur del país) del Océano Atlántico tranquiliza las dudas sobre el futuro climático dado que cuenta con dos tipos beneficiosos ambos de clima, el atlántico-atlántico, con precipitaciones medias superiores a 800 mm y temperaturas no superiores a 30ºC (Porto, Chaves, Galicia y la costa Cantábrica). El segundo es el atlántico-mediterráneo (Setúbal, Lisboa, Tejo, Dão y Bairrada), con temperaturas atlánticas y mayor insolación.
Un tercer clima es el atlántico-continental (Beira y el norte del Alentejo), muy semejante al de Castilla-León.
El cuarto clima es el mediterráneo de Tras-os-Montes y Alto Douro, Bajo Alentejo y el Algarve, estos dos últimos muy semejantes a los de Extremadura (Badajoz) y al de Huelva. Zona más afectada por el cambio bio-climático. El Bajo Alentejo con una altitud baja (200 metros), con noches templadas y días cálidos, requieren variedades tardías.
La mitad norte de Portugal, con un clima atlántico en donde conviven cultivos de variedades blancas y tintas con diferentes maduraciones tales como los del Douro y el vino de Oporto que lidian magníficamente con los rigores de las oleadas de calor africanas. Las tintas trincadeira, la albariño (alvarinho), la godello (gouveio), la tinta roriz y las blancas y tintas tardías tales como la touriga franca, Alicante bouschet, arinto, baga, vinhão y tinta cão.
Decir además, que la touriga nacional, con un ciclo de maduración medio se cultiva en toda la geografía lusa.
En España sobre los años ochenta fueron arrancadas la mayor parte de variedades tardías, en especial viñedos de garnacha y cariñena, monastrell y bobal con las que se elaboran mayoritariamente vinos de mesa.
La sustitución se hizo con tempranillo, considerada cualitativamente superior siendo plantada en gran parte del país, en zonas con climatología no del todo adecuada. Posteriormente se empieza a plantar sin mucha racionalidad variedades bordelesas tardías como la cabernet sauvignon y la petit verdot.
Gracias al cielo, en el último decenio se empieza a plantar la garnacha negra y otras variedades autóctonas sobre todo en La Rioja y las extranjeras inician su declive en la casi totalidad del viñedo hispano. El tempranillo se desarrolla mucho mejor en terruños relativamente frescos como los del Duero y los de La Rioja.
Las podas precoces retrasan el ciclo vegetativo hasta unos dos meses. La fase clave de maduración, que discurre entre la segunda quincena de agosto y el mes de septiembre, hay que trasladarla al mes de octubre para llevar a cabo la vendimia en la primera quincena de noviembre, con temperaturas más frías que evitan que la uva se recaliente, logrando así una óptima maduración aromática.
El cambio climático ha significado que los meses de octubre y noviembre se correspondan a los de septiembre y octubre de hace 40 años.
Mejorar la gestión hídrica y el crecimiento foliar logra unos rendimientos adecuados, no necesariamente bajos, recuperar variedades autóctonas en situación de abandono por su bajo rendimiento productivo pero muy bien aclimatadas al calor ambiental, podas en verde y plantar variedades tardías son las claves adaptativas.
La actual orientación en el mundo de la enología para obtener vinos de menor graduación (12º vol), con menor extracción de color y taninos con el objeto de evitar rasgos verdes (herbáceos) es la tendencia.
La I+D+i en el sector vitivinícola, investigando los sistemas de control de la temperatura diurna y de la insolación mediante paneles de sombra rotatorios controlados informáticamente, que regulan los tiempos lumínicos y de calor en la viña, ya están ahí y a un coste asequible sólo para los grandes vinos de elevada calidad.