La historia del vino es tan antigua como la propia humanidad. Por ello el vino ha marcado un carácter distintivo de las civilizaciones y de los pueblos que han sabido elaborar y apreciar su consumo moderado.
El hombre prehistórico sabía con toda seguridad cómo elaborar vino, y los paleontólogos han encontrado fósiles que parecen vestigios de orujo o uvas prensadas. Los más antiguos escritos humanos, incluyendo las tablas de arcilla cuneiforme de Babilonia, o los papiros del antiguo Egipto, contienen numerosas referencias al fruto fermentado de la vid.
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Una de las cepas mejor conocidas en tiempos faraónicos fue la kank met que se cultivaba en los viñedos de Ramsés III (1198-1167 a. C.).
El vino se menciona más de 200 veces en la Bíblia, y el hecho de ser elegido por Jesucristo como parte importantísima del ritual fundamental del culto cristiano no hace sino reflejar con luz meridiana la importancia extraordinaria que para los judíos de aquella época tenía el vino.
Hasta el siglo XIX, la mayoría de los vinos que se consumían eran siempre vinos del año debido a las dificultades de conservación. Con Pasteur puede decirse que nació la moderna Enología, que es, en cierto modo, la medicina del vino.
De Albert Edelfelt – Fotografía originally posted on Flickr as Albert EDELFELT, Louis Pasteur, en 1885. Date of generation: 27 de agosto de 2009. Photographed by Ondra Havala. Modifications by the uploader: perspective corrected to fit a rectangle (the painting was possibly distorted during this operation), frame cropped out., Dominio público, Enlace
El consumo de vino
El consumo moderado de vino es una característica más de la alimentación de los países de la cuenca del Mediterráneo. No sólo el tipo de alcohol consumido sino la manera de consumirlo (muy diferente a como se consume en los países del Norte de Europa) tanto en cantidad como en velocidad de su ingesta.
El papel del vino en la dieta Mediterránea se empezó a estudiar a partir de lo que se llamó la “paradoja francesa”. La mortalidad por enfermedad coronaria no era la misma para un francés de Toulouse que para un norteamericano de Stanford (California). En el sur de Francia la tasa de mortalidad era mucho menor y se observó que el consumo de vino tenía algún papel en la relación.
Aunque es difícil recomendar el consumo de alcohol conociendo los efectos perjudiciales del mismo cuando se consume en cantidades excesivas, existen numerosos estudios que relacionan el consumo moderado de vino con la enfermedad coronaria y con la demencia senil, entre otras, siendo sus conclusiones, cuando menos, controvertidas.
Los “beneficios” indirectos, del vino suelen tener su origen en la economía productiva para su obtención y en la aplicación de los mismos.