De Addicted04 – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, Enlace
Con el invierno cerca en las estepas de Asia Central, Abdou moutal Loul dachev, propietario de 15 hectáreas de viñedo al este de Uzbekistán, observa su producción embotellada con destino a Rusia.
Este agricultor de 38 años y su equipo se hallan en la primera línea de una ambiciosa campaña de viticultura a nivel estatal, cultivando variedades autóctonas tales como la bayan shirei y la rkatsiteli, todas ellas originarias del Cáucaso. Si bien en un futuro podrá cultivar también variedades internacionales más prestigiosas, tales como la chardonnay y la cabernet, si el plan da los frutos esperados.
Uzbekistán, se halla en plena apertura política económica, con el objeto de hacerse un lugar en la escena vitivinícola mundial. En febrero del presente año, la presidencia de esta ex-república soviética publicó un decreto en el que fijaba como objetivo aumentar un 60% las exportaciones de vino hasta el año 2021. Otro deseo es el de duplicar en 5 años la superficie de cultivo de viñedo que trabaje para el estado, para evitar la alta dependencia del agro uzbeko del cultivo el algodón que consume recursos hidrológicos en grado sumo. Para ello hace un llamamiento a la inversión extranjera.
El plan quinquenal de Uzbekistán, el estado más poblado de Asia Central, prevé el cultivo de variedades industriales procedentes de Francia, Italia, Chile y de Estados Unidos. Pese al escepticismo de los especialistas respecto a las ambiciones del país por su clima extremo y por la mayoría poblacional musulmana con tan apenas cultura del vino. La celebración de una feria anual del vino organizada por el Estado del 21 al 22 de noviembre, reunió menos de 150 personas. Pese a todo ello el viticultor estrella, va a seguir luchando desde sus 15 hectáreas a ampliar en un futuro a unos 80 kilómetros de la capital Tashkent. En sus palabras: “Nos queda mucho por hacer”.
La cata de vinos uzbekos
Uzbekistán, según las estadísticas oficiales, produjo 20,7 millones de litros de vino en el año 2017, 200 veces menos que Francia. Las exportaciones se basan en los productos propios de las etapas poco avanzadas de la vinificación. El viñedo se halla cerca de una planta de embotellado regional, bajo la actividad exclusivamente de trabajadoras vestidas con bata blanca que supervisa el correcto desarrollo de las operaciones de la cinta rodante.
Unas 180 explotaciones locales aportan su producción aquí, según comenta su director Gaïrat Achourov. El vino una vez embotellado se transporta a Rusia. Es voluntad presidencial a acabar con tal práctica sustituyendola por la exportación de producto acabado y presto para catar. Si bien, antes habrá que convencer a los uzbecos.
Desde la caída de la URSS, el consumo de alcohol ha descendido en el país a medida que el islam ha ido tomando mayor protagonismo en la sociedad uzbeka. No obstante el vodka sigue seduciendo. El vino debería ganar popularidad en Uzbekistán, pero uno de los obstáculos es la rápida exportación a Rusia, siendo por ello difícil exportarlo al extranjero, según comenta Kym Anderson, director ejecutivo del Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad de Adelaida en Australia.
Proteger los viñedos
El clima uzbeko es bastante más riguroso que en otros países vitivinícolas, pudiendo ser en sí mismo un obstáculo para los ambiciosas planes presidenciales por parte del presidente de la nación Chavkat Mirzioïev en materia vitícola, indica Kym Anderson. El pasado año el viticultor Abdoumoutal Iouldachev enterró sus viñas para protegerlas del frío, práctica que consume mano de obra y además fragiliza el viñedo a largo plazo.
Y, al contrario, en verano, con temperaturas superiores a los 40ºC, pueden afectar a las vides si no se protegen adecuadamente, indica Kym Anderson. El cultivo de la vid tiene una larga historia en Uzbekistán, teniendo lugar su desarrollo a un nivel industrial a partir del período zarista bajo la dominación de Moscú en el siglo XIX. La primera bodega del país fue fundada en 1868 por un comerciante ruso.
Han existido mayores obstáculos para el desarrollo de la viticultura, como por ejemplo la legislación contra el consumo de alcohol en la URSS emitido por el gobierno de Mikhaïl Gorbachov , a finales de 1980, no sin razón, por el grave problema que aqueja el país, el alcoholismo a gran escala. Además, el aislamiento económico, tras la independencia en 1991, propugnado por Islam Karimov, mentor del actual presidente Mirzïoïev, pusieron freno a la producción vitícola. A pesar de la apertura llevada a cabo por el actual gobierno, Tom Whittington, experto con sede en Londres, comenta que el vino uzbeko es difícil que halle un nicho de mercado allí donde el mercado ya se halla muy saturado. Según él, “al menos a corto plazo, el vino uzbeko no puede rivalizar con los exquisitos vinos del antiguo y nuevo mundo”.
Más allá, de los problemas apuntados, cabe recordar que es fundamental para emprender, contar con un I+D+i amplio y su respectivo análisis de viabilidad, más allá de grandes voluntades (también necesarias). Otra cuestión, no menos importante, es valorar como factor trascendental, en su entorno interno, con el objeto de incentivar el conocimiento y el consumo interno, la cultura y el Islam, determinantes en todo caso.