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SLOW FOOD IN FUENGIROLA, casa GÓMEZ

playa de Fuengirola

Fuengirola, playa

Hoy vamos de visita a Fuengirola desde Torremolinos. Visita familiar entrañable, que requiere de un lugar íntimo y cercano para retomar fuerzas.

La información del lugar en que almorzar la adquirimos en el bus que nos llevó desde la parada principal de Torremolinos (recuerda sacar el billete en la oficina que hay delante de la misma) y prepárate para una excursión encantadora. La preciada información sobre lo bueno, bonito y barato nos la proporciona el encantador conductor del bus. Gracias nuevamente por su gentileza.

Fuengirola fue fundada por los fenicios, aunque se cree que anteriormente fue un asentamiento bástulo*. En los textos de Hecateo, en el 500 a. C., se hace mención a Syalis, lo que hace pensar que posiblemente podría haber sido una de las colonias púnicas de la costa malagueña.

* Pueblo indígena prerromano que habitaba la costa meridional de España, desde el estrecho de Gibraltar hasta la región de la actual Almería.

Algo de historia antes de la visita

En el año de su emancipación (1841), las ocupaciones del vecindario eran, principalmente, la pesca, la arriería, la agricultura y el comercio que ofrecían los barcos que fondeaban en esta bahía.

La pesca era abundante en todo el litoral; sin embargo hay constancia de años de escasez de pescado en esta costa; por este motivo disminuyó la población en los años 1845 y 1857. Durante el primer tercio del siglo XX se instalaron en este pueblo algunas fábricas de hilados de cáñamo (atarazanas) y otras de salazón de pescado. Al inicio de la década de los años treinta, los pescadores fuengiroleños tuvieron que soportar otra crisis originada, esta vez, por las nuevas artes de pesca: «bacas», «traíñas», «bou» y «luz». En la década de los cuarenta, seguían utilizando artes de pesca antiquísimas (jábega y sardinal), careciendo de embarcaciones de motor, por lo que no podían competir con otras más modernas. Ante esta situación tan precaria, se veían en la necesidad de enrolarse en las «almadrabas» de Barbate o de Tarifa. En época invernal la situación era desastrosa.

Junto a la pesca, la agricultura jugó un papel importante en la economía local antes de la llegada del turismo a Fuengirola. Según D. Matías Sáenz de Tejada, hasta la fecha de su emancipación (1841), Fuengirola había sido un pueblo pesquero. El campo estaba inculto, salpicado de algunos higuerales, olivos y algarrobos. Los cereales y legumbres se cultivan en las vegas y zonas de regadío; el resto se destinaba al pastoreo y a la explotación de la leña que consumía el vecindario.

A mediados del siglo XIX, comenzaron a llegar a Fuengirola numerosas familias procedentes de los pueblos de la zona oriental de la provincia de Málaga, que se conocían como «los veleños», en su mayoría vinateros. Esta época se caracterizó por el gran incremento del comercio de la pasa. Las cepas invadieron nuevos núcleos de la costa de Poniente. Los campos de Mijas y Fuengirola no fueron una excepción y pronto se vieron sembrados de viñas. La vid comenzó a ser el eje de la economía fuengiroleña. Con la viña se inició la industria carpintera (envases para las pasas). Igualmente se habilitó esta bahía como puerto para la exportación de los frutos. Fuengirola llegó a tener, en 1857, el 81,2% de la superficie total cultivada dedicada a viñedos.

La plaga de la filoxera (declarada oficialmente en Málaga en 1878) trajo graves consecuencias para el cultivo de la vid. Durante la primera década del siglo XX, se plantaron nuevas viñas con un tipo de vid americana (vitis riparia) que dieron buen resultado.

En el transcurso de la II República española proliferaron los conflictos laborales entre jornaleros y terratenientes. Estas disputas trajeron, como consecuencia, la casi total desaparición de las viñas en el entorno. Los años de la posguerra originaron el cierre de los mercados de la uva pasa. Fue una etapa muy dura para la población.

En la década de los cincuenta, la agricultura fue uno de los pilares básicos de la economía fuengiroleña, apareciendo en su término la caña de azúcar. Los años sesenta representan el final de la agricultura para este pueblo, que vería sembradas sus tierras, no ya de viñas y olivos, sino de grandes moles de cemento.

El resto de la historia está al ver.

Llegamos a la parada del bus en Fuengirola tras observar el paisaje y el paisanaje que habita el lugar, aparentemente sin prisas pero con las debidas pausas, que para eso estamos en el sur. Se trata de un viaje con muchas paradas, quizá para sosegar el ánimo de los impacientes.

Hay que medir los tiempos y para ello conectamos con los sobrinos con los que vamos a reunirnos, algunos de ellos, desde hace más años de los deseables. Conectamos con Maru y con Nacho telefónicamente, quedando con la primera antes, dado que reside en Fuengirola, más tarde acudirá el segundo, residente en Málaga por doble partida, vive y trabaja en ella como médico residente en su Complejo Hospitalario, pese a tener que desplazarse mañana hasta Berlín. Hacemos la reserva llamando al restaurante desde el propio bus, mesa para cuatro y con apetito.

Mientras localizo el Restaurante recomendado, orientandonos, una vez más el conductor del bus. Y, ahí está, justo al lado, en la calle San Pancracio nº 5, entramos en su interior,  impecable y limpio como la patena, en donde tomamos un excelente café con leche, mientras avisamos a Maru de nuestra llegada. En tanto se pone guapa, (más de lo que es, como un clavel reventón), y finalmente sale a nuestro encuentro y, por si acaso, el paso de los años hacía el reconocimiento difícil, la clave distintiva era el plumas rojo de Charito y Casa Gómez, el restaurante. Y así fue, besos, abrazos y una alegría inmensa por estar de nuevo juntos. Como buena anfitriona, Maru nos enseña un cachito de Fuengirola. Primera parada, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, no iba a ser menos, con sus fotos respectivas.

Seguidamente nos lleva hacia el Paseo Marítimo y desde allí retomamos el caminito hacia el restaurante Casa Gómez a la espera de la venida de Nacho y disponernos a comer, sencilla y alegremente.

Esperamos un poquito hasta que nos acondicionan la mesa para cuatro y pedimos el menú del día, cada cuál a su gustito, yo, potaje de pescado y los calamares fritos con su vino blanco de Mollina y el laing, especialidad de la casa, su maravilloso postre de café, y carantoñas.

Su nombre traduce la auténtica filosofía del restaurante, Casa, lugar familiar, que suena a hogar y evidentemente a comida casera. Cocina mediterránea, española con mano femenina, cordialidad, amabilidad a raudales y sobre todo una gran profesionalidad.

Céntrico, relación calidad/precio maravillosa, algo muy de agradecer en los tiempos que corren. Si tuviera que puntuar, sin dudarlo un 4,7 sobre 5.

El vino que tomé

Montespejo Blanco joven 2021. Bodega Cooperativa Virgen de la Oliva. D.O Sierras de Málaga

Un blanco ligero, fresco, alegre, elaborado con uva airén, moscatel (pansa blanca) y doradilla, con 3 meses de crianza en sus lías, de tono pajizo e irisaciones verdosas, limpio, brillante de aspecto oleoso, que resulta intenso, con aromas complejos a frutas de hueso, compotas, flores blancas, miel y a hierbas silvestres. En boca se muestra ligero, untuoso con volumen de gran riqueza aromática y un postgusto largo en que rasalta su frescura.

A mi me sentó divino y consonante con el momento de alegría por el reencuentro. Por no apurar la fermentación quedan azúcares residuales que le dan un toque dulce y personalidad propia. Me recuerda al Morisqueta del Condado de Huelva pero con más intensidad y cuerpo. Lo probé por primera vez en el Restaurante Los Mellizos de Málaga.

Casa perfectamente con pescados, mariscos, ensaladas, verduras y comida asiática, sushi, tempura, sashimi, aperitivos con  frutos secos. 12% vol. Temperatura de servicio 10ºC. Precio en tienda: 4,50€.

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Final

Paseando de nuevo, acompañamos a Maru hasta su casa y nos despedimos hasta la próxima y cercana ocasión no sin antes hablarle de los naranjos ornamentales de naranjas amargas y de su aroma a azahar que rodean su hogar con fachada verde.

Adieu la belle.

MUSICANDO

Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Fuengirola (Málaga)

Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Fuengirola (Málaga)

Restaurante casa Gómez (exterior y terraza)

Restaurante casa Gómez (exterior y terraza)

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2 Comentarios

  • Que hermoso relato de nuestra aventura en Fuengirola,esperando ya la siguiente que sin duda será maravillosa como esta,gracias por tus palabras llenas de cariño,un abrazo del clavel reventón jijij

  • Que buen día pasamos, después de, efectivamente, más tiempo del deseado! espero que se pueda repetir pronto. Besos para todos

    PD: que bien escribes Javier, impresionante.

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