Estilo de Vida Vino

SÉBASTIEN LAPAQUE Y LA ODISEA DEL BEBEDOR DE VINO

No leáis un solo libro de enología ya que el que hoy os presentamos desde decataencata.com, este, escrito por Sébastien Lapaque, con la convicción de que no os va a defraudar. No vaya a ser…

EL VINO SEGÚN SÉBASTIEN LAPAQUE

 El autor es un devoto de los viñedos galos, ávido de reencuentros de todo tipo, sin apriorismos, más interesado en los terruños (sus terroirs) y en las cepas que en el grafismo de las etiquetas de los vinos; escritor, periodista, Sébastien Lapaque es un amante de las buenas temáticas, de los artículos sin filtros, con un entusiasmo contagioso, encendido, demoledor… Habla de poesía con los viticultores y del vino con los filósofos.

Cuenta en su haber con otros títulos tales como el : Triomphe de Dionisos, Antología de la Ebriedad, con Jerôme Leroy, Chez Marcel Lapierre y Théorie de la Bulle Carré, obras todas ellas dedicadas al vino.

En esta ocasión vuelve con “On aura tout bu”, unas crónicas para “soplar” en serie. Las dos primeras frases dan el tono a seguir en el desarrollo de la obra:

“No es en la bodega y si en la viña donde se debe iniciar una conversación medianamente seria con un viticultor”. “Nadie encerrado en la bodega puede hablar como enólogo sin previamente haber visto las hojas, las flores o el fruto en la cepa a riesgo de decir auténticas estupideces”.

Lapaque cita a diversos maestros del pensamiento tales como Anselme Selosse (el hombre de la Champaña), que proclama que: “Un gran vino, no es una creación, es una evidencia”…

A Lapaque no le falta humor, cuando recuerda lo expresado por el norteamericano Robert Parker:

“Somos dulzura, belleza y elegancia como el aroma de los vinos finos”.

Cuando Lapaque aborda la cuestión de los vinos naturales menciona a Plinio el Viejo, aludiendo a la lectura del libro XIV de la Historia Natural y a su contemporáneo Nerón.

Plinio el Viejo, en su época distinguía entre los vinos naturales y los artificiales, criticando a las grandes bodegas en las que se “maquillaba” y se ahumaba el vino, a la par que se coloreaba y aromatizaba.

Este vino, vamos a llamarle trucado a la moda antigua, se consideraba un producto del arte y no de la naturaleza. La visión de Lapaque es más que instructiva.

Como vinófilo recuerda que: “En el fondo, no existen pequeños viticultores y bodegueros, sólo grandes momentos para compartir entre amigos”.

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