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QUÉ VINO TOMAMOS ¿CON UNA TARTA DE HIGOS?

higos

El azúcar es dominante y pide a gritos un vino suave nacido al sol.

Dice la leyenda que los Corintios, vendían sus famosos racimos secos a los venecianos, mezclados con higos secos de menor precio, de ahí la expresión “mi figue, mi raisin”, que subraya esta ambigüedad. En Roma, alimentaban a los patos y gansos con higos como método de engorde y lograr el foie gras. La higuera, original de Oriente, pobló la cuenca mediterránea de la mano de los fenicios, que en sus viajes marítimos se nutrían de este fruto desecado, tradición que ha llegado hasta nuestros postres navideños y en los de la Provenza francesa (treize desserts du Noël provençal).

higos secos

Higos secos.

Los higos se recolectan en nuestras latitudes desde junio a noviembre, siendo España uno de los grandes productores mundiales.

Nuestros higos cuello de cisne son exquisitos. (Higo calabacita).

higos calabacita

Higos calabacita

Se recolectan desde junio a noviembre. En Francia, los mejores son los petites violettes de Solliès que se producen al este de Tolón, y sólo durante un mes (desde finales de agosto hasta los últimos días de septiembre).

higos verdales

Higos verdales.

La tarta de higos es un auténtico monumento al aroma y al sabor, jugosa, dulce y sencilla de hacer, basta con una base de masa quebrada dorada al horno en la que domina el azúcar a la que le va un vino suave nacido en el sur con una buena insolación.

De nuevo si nos hallamos en territorio galo, elegiremos un vino del Rosellón, un Rivesaltes, un maury e incluso un banyuls y si optamos por este último será joven, todavía sin oxidación, elaborado por los hermanos Parcé en el domaine de la Rectorie, vino modélico en su género, con una nariz en que muestra un bouquet afrutado, “a vino”, con aromas intensos a mirtilo, regaliz y cacao. En boca se percibe su potencia tánica y suavidad persistente, larga, como si nunca se fuera a acabar. A los aficionados al maury recomiendo el vintage del domaine Pouderoux, con un perfil denso y complejo.
Para los amantes del Rivesaltes probablemente un muscat del domaine Cazes con tendencia a la fruta exótica y con un punto mentolado puede encantarles.

En suelo patrio y peninsular, nuestros maravillosos vinos rancios mostrarán su poderío, sin lugar a dudas.
En la vecindad lusa, un moscatel “roxo” de Setúbal también hará los honores magníficamente.

MUSICANDO

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