Del verde al rojo con las letras de la A a la E, nutri-score es un logotipo que con su aplicación nos enseña a comer bien.
El padre de la criatura es el epidemiólogo francés Serge Hercberg que intenta, pese a la dura oposición de algunos fabricantes de alimentos, que este logotipo nutricional sea obligatorio en territorio galo (200 fabricantes y distribuidores ya la habían adoptado en el año 2019, un 30 % del mercado) como instrumento de salud pública.
Este logotipo de cinco colores fue adoptado en Francia en el año 2017, seguidamente en España, Bélgica y Alemania, pero sigue siendo opcional dado que las regulaciones europeas prohíben a los estados hacer obligatorio cualquier sistema de información nutricional. Motivo por el que las asociaciones de consumidores pusieron en marcha una iniciativa ciudadana para presionar a la Comisión para que revise el reglamento (2019), recabando un millón de firmas en siete de los estados miembros de la Comunidad Económica Europea. En Francia el 87 % de los franceses desea que el Nutri-Score tenga carácter obligatorio, pese a los obstáculos que hubo que superar y de los que todavía se mantienen, ya que en un primer momento los distribuidores y la industria alimentaria lo rechazaron de plano, incluso el propio Ministerio de Agricultura galo, proponiendo logotipos alternativos, más tendentes a los intereses de las multinacionales agroalimentarias, entre ellas Nestlé, que inicialmente se opuso abiertamente, para aceptarlo posteriormente tras transcurrir varios años.
¿Cómo nació nutri-score?
La idea de partida era el seguimiento de las recomendaciones nutricionales sobre todo ante la jungla del supermercado con multitud de productos alimentarios en que es muy difícil discriminar, por ello este indicador sintético en el que se reseña la calidad nutricional global del alimento con una simple ojeada, en lugar de las informaciones listadas en tablas ilegibles inscritas al dorso de los productos alimentarios. Mediante un sistema de atribución de puntos (positivos para las fibras, proteínas, frutas y legumbres y negativos para la sal, el azúcar, las grasas y las calorías, con un algoritmo expresado en un score (puntuación)., inscrito en la cara anterior mediante un gráfico de colores que van del verde al rojo y con unas letras, de la A a la E, que permite una elección clara y fácil al consumidor, pudiendo comparar la calidad de los alimentos, que obliga a la industria agroalimentaria a reformular mejor su composición.
¿Es eficaz?
Desde el año 2014, se han llevado a cabo numerosos estudios científicos que han validado la pertinencia del algoritmo que subyace en el Nutri-Score. Infinidad de estudios retrospectivos llevados a cabo sobre millares de personas han demostrado que aquellas personas que siguieron las indicaciones del Nutri-Score observaban un menor riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares, obesidad y síndrome metabólico. Otros trabajos de investigación compararon otros logos nutricionales de forma real, directamente en los propios supermercados y en las tiendas online y cuyas conclusiones fueron claramente a favor del Nutri-Score como método más eficaz para ayudar a los consumidores a elegir los alimentos de mayor calidad nutricional, incidiendo especialmente en la población más desfavorecida económicamente, dado que es la más difícil de informar.
¿Por qué hacer obligatorio el Nutri-Score?
Simplemente por qué el beneficio sobre la población general es inmenso, valga como ejemplo el que en un estudio de simulación se demostró que aplicado sobre todos los alimentos podría reducir la mortalidad debida a enfermedades crónicas en un 3,4 %, nada más y nada menos que entre unas 6.600 y 8.700 defunciones anuales en Francia.
Pero, todas las cifras del mundo no sirven si no se concreta en una movilización excepcional de la sociedad civil que contrarreste la fuerte oposición de los grandes lobbys agroalimentarios, sin descuidar a la vez, la crucial importancia de la educación para la salud. Y, el vino, ¿seguirá considerándose alimento o no? Y el 0.0..
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