Al dormir, es muy importante no romper la línea natural de la espalda en forma de “S”. Todos tenemos una posición en la que nos sentimos mejor para conciliar el sueño. De espaldas, en forma estrellada, o boca abajo con un brazo por debajo de la almohada. ¿Cuál es la mejor? Veamos
Respecto a la posición para dormir, cada cual tiene sus preferencias. De lado y acurrucado, completamente debajo de la manta o con una pierna al aire, descubierta, boca arriba, con el cuerpo bien alineado o en forma de estrella de mar o incluso boca abajo con un brazo por debajo de la almohada. Únicamente, determinadas posiciones pueden dejarnos algo entumecidos al día siguiente con el despertar. De espaldas o boca abajo, ¿cuál es la mejor para nuestro cuerpo y para la calidad de nuestras noches de descanso?
Respetar las curvaturas fisiológicas
Como dicen por ahí, “cada uno puede predicar para su parroquia” pero realmente no existe una posición ideal para dormir.. El aspecto clave es poder relajar todas las masas musculares de la espalda respetando las curvaturas fisiológicas del cuerpo, para evitar los dolores al despertar. El desafío es hallar una postura que respete la columna cervical, dorsal y lumbar, es decir, la línea de la espalda en forma de “S”. En determinados casos cabe la posibilidad en que no se recomienden posiciones boca arriba o boca abajo. Así, una persona que aqueja dolor de cuello, deberá evitar acostarse boca abajo. Las personas con sobrepeso también deben obviar posiciones en las que se comprimen los órganos. La postura boca arriba, (la más natural), provoca el cierre de las vías respiratorias superiores, favoreciendo los ronquidos y aumentando el reflujo gastroesofágico.
Respetar la curvatura natural de la espalda
Sabido lo anterior, hay que saber que nuestro cuerpo se adapta. De este modo, se moverá durante la noche si la posición adoptada no nos conviene. “Cuando el cuerpo percibe un estímulo doloroso, naturalmente cambia de posición”.
Para respetar mejor las curvaturas naturales del cuerpo, un colchón de buena calidad es fundamental, ni demasiado duro, para no provocar contracciones musculares, ni demasiado blando, para evitar hundirse. El colchón debe cambiarse cada 10 años para garantizar una firmeza satisfactoria. La calidad de la almohada también es muy importante. Debiendo tener cuidado de no optar por un modelo demasiado voluminoso, que podría romper la curvatura cervical.
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