
Efectivamente, el vino natural, de media, es más caro que el vino que procede de la agricultura convencional. Vamos a ver brevemente en este artículo de decataencata.com porqué es así.

A pesar de que son vinos más caros, los viticultores y bodegueros que lo producen y elaboran no por ello son más ricos, las razones invocadas son siempre las mismas: son por así decir, vinos hechos a mano, sin práctica mecanización en la viña. Las superficies cultivadas son más pequeñas que las de la agricultura convencional (menos de 40 hectáreas de promedio). Sin tan apenas o ninguna utilización de productos fitosanitarios, con un rendimiento menor, con un laboreo más minucioso y globalmente más caro. Y las cosas, por cierto, no van a mejor ya que en lo que va de año, las heladas, la precaria tesorería, el enorme gasto energético en calefactar, el viento, los salarios… explican por ejemplo, que en nuestro país vecino del norte, en la región del Loira, los cambios resultan sumamente onerosos, cuando hace treinta años los gastos variables se podían prever y anticipar, hoy en día, en cambio, el coste de las vendimias se ha incrementado (de tres a ocho) a pesar de que los tratamientos sean los mismos, el cambio climático está provocando cambios y fluctuaciones enormes.
Salvar un patrimonio
Los viticultores que se reivindican “naturales”, nos dicen que la mayor parte de las labores de la viña, desde la poda, el tratamiento, la vendimia, hasta el trabajo en bodega, son enteramente manuales, con un total de 160 pasos en torno a la viña y el vino, lo cual supone disponer de un empleado por cada 4 hectáreas mientras que en la viticultura y enología convencional se requiere sólo un empleado cada 20 hectáreas.
En cuanto a los nuevos viticultores sin patrimonio, decir que, deben movilizar ingentes recursos para lanzarse a un mundo pleno de incertidumbres y sumamente oneroso que muchas veces le exige no disponer de un salario propio que le evita contratar a otro trabajador.
Una elección militante
Si los vinos naturales son más caros (entre 20 y 30€ de media), cabe pensar que son fruto de un trabajo artesano y por tanto un producto de lujo. Se apela al hecho de que son vinos más sanos, que estimula las economías locales y la revitalización del campo, evitando esa llamada España vaciada, contribuyendo a ello la agricultura con personalidad propia que conserva el terreno, disminuyendo la huella del carbono, protegiendo la naturaleza globalmente que exige poseer convicciones ecológicas profundas para continuar en la brega.
¿Realmente es más caro?

El periodista Jérémie Couston cuestiona la idea de carestía de los vinos naturales, diciendo que el encarecimiento se debe a la existencia de los intermediarios ya que una botella vendida por el viticultor/bodeguero a 10 euros, es vendida en la vinoteca 2,2 veces más cara y cinco veces más en el restaurante. Por todo ello, el viticultor no circula con grandes coches, ni va a grandes hoteles y muchas veces tampoco vacaciona. En esta guía francesa se ofertan botellas de vino a 2,70 euros, con más de 450 referencias
GlouGuide t.4, Terroirs, cépages et élevages rares. 120 vins naturels EXCEPTIONNELS, Antonin Iommi-Amunategui, Jérémie Couston et Olivier Grosjean, Cambourakis, 2021.