¿Por qué es preferible rechazar la primera mesa que nos ofrecen cuando vamos a un restaurante?
El menú nos suele abrir el apetito, la decoración a veces nos atrae la atención y, la primera ojeada nos sugiere que el ambiente es animado, decidimos quedarnos a comer. A primera vista hemos elegido la mesa, pero el camarero no parece tener la misma idea que nosotros acerca de dónde sentarnos, nos ofrecía una mesa al lado de los aseos…
Pese a no parecerme nada elegante, no me atreví a decir nada, por eso hay que rechazar la primera mesa ofrecida que no solicitada.
No obstante, no hay que tomarlo como algo personal, dado que revela una decisión estratégica del personal, es una de las mesas más cómodas para el camarero, por lo que no hay que preocuparse por molestar, o peor aún, ofender, pedir cambiar la mesa no revela en ningún caso una falta de cortesía. Simplemente hay que preguntar si la mesa solicitada por nosotros está libre, algo que es suficiente para no volver nunca más a sentirse incómodo.
Lógicamente y si no existen reservas, proceder a ocupar la mesa que elegimos u optar por otra mejor que la ofrecida.
Finalmente, dos consejos: el primero recordar que tenemos el estatus de cliente, y en segundo lugar que ni siquiera vale la pena ponerse una vez rojo y por supuesto, que ni cien amarillo… La naturalidad respetuosa siempre es elegante.
La fotografía

Image by Kerstin Riemer from Pixabay
MUSICANDO
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