Estilo de Vida Vino

¿PODRÁ BEBERSE VINO FRANCÉS EN EL AÑO 2050?

los tiempos de la uva

Los tiempos de la uva

Con este título provocador queremos plantear nuevamente una posibilidad cuando menos seria. El impacto del calentamiento global del planeta es enorme en el mundo vitícola. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias del aumento de la temperatura y de las sequías prolongadas? ¿Los terroirs y nuestros terruños se hallan acaso amenazados?

El cambio climático

Está claro que en el espacio de 40 años, se ha observado un cambio en el calendario de las vendimias. La uva se cosecha cada vez más pronto, por término medio unos 15 días antes.

Así en 1969 la vendimia tenía lugar en torno al 13 de octubre en la Alsacia. En 2018 tuvo lugar el 3 de septiembre. Si este fenómeno prosigue, quizá haya que vendimiar en julio.

Para entonces, el entorno de los viñedos puede mutar profundamente. Un aumento de la temperatura de 1ºC desplazará los viñedos a unos 180 kilómetros hacia el norte.

A corto plazo se asistirá a cambios en la calidad y la tipicidad de los vinos, a una modificación de sus aromas y de las variedades. En el valle del Loira se ha optado por plantar la variedad floréal, resistente  a los cambios medioambientales,desplazando progresivamente a la sauvignon y a la chenin. ¿Quizá se plante algún día garnacha y malbec en la Borgoña? Y también los británicos podrán elaborar espumosos tan buenos como los de la Champaña? (de hecho ya lo hacen). Y, ¿qué decir de la salud de las viñas?

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La salud de las viñas

En Francia la tasa de mortalidad no para de aumentar. Varias etapas del desarrollo de la viña son especialmente sensibles a la sequía, a las heladas etc. Este año las heladas de aparición tardía tras un período de calor precoz, asoló los brotes y las yemas ya aparecidas, ni que decir tiene, la grave afectación que ello supone a los pequeños productores cuya cosecha se ve frustrada año tras año, a lo que se unen las necesidades de agua, que por el rigor climático son cada vez  mayores en el presente y cara al futuro.

Esta evolución se deja sentir cada vez más en nuestras copas. El calentamiento global entraña un desequilibrio entre las tasas de azúcar, de alcohol y de acidez que hace que los vinos sean cada vez menos digestibles y menos frescos.

Estos cambios medioambientales requieren de una evolución adaptativa del saber hacer de los viticultores y enólogos. El retorno de ciertos varietales obliga a plantar nuevamente en parcelas situadas a mayor altitud con el objeto de continuar con una producción de vinos de calidad.

También hay que contar con la entrada de nuevos actores en la escena vitivinícola europea y mundial, Inglaterra, Dinamarca, Polonia, Rusia… pueden ser mañana los nuevos gigantes del vino.

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