Terminar la comida a lo grande, con una copa de vino y queso suele ser costumbre en nuestra Galicia tradicional en que se acompaña el queso de Arzúa con membrillo. Suele ser difícil en nuestra cultura prescindir del queso pero, ¿podemos comer queso en todas las comidas?.
Todo lo anterior está aumentado y corregido en Francia, que con más de 1200 variedades de queso, puede disfrutar todo el año y varias veces al día de tan amplio muestrario, habida cuenta de que cada francés consume una media de 12,7 kilos al año, según el sector lácteo galo. Sin llegar a tanto, en España, por el bien de nuestro cuerpo y, especialmente de su aparato digestivo y cardiovascular, debemos limitarnos, pero ¿cuál es la cantidad correcta que no debemos exceder?
El queso : fuente proteica y bacteriana
Sin demonizar tan excelente producto, antes bien sigue siendo un alimento que no debe faltar en nuestros platos por ser una fuente proteica, necesaria para la producción de energía, que puede integrarse en una dieta vegetariana y que por contener vitaminas (B2, B9 y B12) así como minerales (calcio, zinc, potasio, fósforo), que protegen nuestras células y ayudan a combatir la fatiga y el estrés.
Otra ventaja que tiene el queso son los microorganismos que viven en él, en su interior y en la corteza. Quesos como el gruyère, el camembert o el Roquefort son una excelente fuente de bacterias, probióticos necesarios para el buen funcionamiento de nuestra microbiota (flora intestinal), por lo que al cuidar esta flora y proporcionarle una variedad de microorganismos, protegemos nuestras defensas inmunitarias y permitimos que nuestro organismo se proteja contra muchas enfermedades inflamatorias.
Por estos motivos podríamos comer queso en todas las comidas.
Pero ¡cuidado con el exceso de grasa, de sal y de calcio
Consumido en exceso tiene sus inconvenientes, su contenido en grasas, especialmente los ácidos grasos saturados, constituye una importante ingesta calórica y, si se abusa de ellos, puede afectar al peso y a la salud cardíaca y del aparato vascular, entre los quesos que hay que limitar están el brie, el Cheddar y la famosa Burrata, así como los quesos de Cabrales y la torta de Casar, así como los curados castellanos y manchegos.
Antes de hincarles el diente de forma alegre, tampoco debe ignorarse su alto contenido en sal por favorecer la hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca, por lo que es imperativo limitar la ingesta en todas las comidas diarias y respetar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de menos de 5 gramos al día.
Y si eres hipertenso, aquejas insuficiencia cardíaca o quieres controlar tu peso y los niveles de colesterol, lo mejor es que te limites a tomar un trocito de queso al día y mejor tipo Burgos con muy poca sal (10%) o sin sal. Si has padecido cólicos renales por cristales de oxalato cálcico tampoco deberás excederte en la ingesta de queso.
Es decir, hay gente que puede y gente que no puede, comer queso en todas las comidas
Lo habitual sería dos veces por día como máximo
Eso sí, respetando la cantidad de 30 gramos de queso de pasta dura o 50 gramos de queso fresco, que se tomarán preferentemente por la mañana y al mediodía para aprovechar su aporte energético para el resto de la jornada. Si eres hipertenso, pondrás suma atención al peso y a los niveles de colesterol (LDL y no HDL), siendo mejor en este caso y como medida de prevención, limitarse a la toma de un trozo diario de unos 30 gramos. La toma de queso dos veces al día debe ser ocasional e integrar su toma en una alimentación equilibrada, variada y rica en proteínas, féculas, legumbres y hortalizas. Si se combina con la toma de legumbres, se aporta una importante cantidad de fibra que contribuye a disminuir el índice glucémico global de la comida, pudiendo así acompañar la comida de un trozo de Camembert con una ensalada verde a la que se le añade queso de cabra o una raclette con brócoli cocido al vapor.
Contraindicaciones y alternativas
Si se toma queso se evitará la toma de otros lácteos, como por ejemplo un yogur en el postre, optando mejor por una pieza de fruta.
Para los intolerantes a la lactosa son de elección los productos lácteos a base de leche de cabra o queso fresco, menos ricos en lactosa y mejor tolerados.
Y recuerda que, lo ideal es una dieta equilibrada la cual deberá contener un tercio de féculas, un tercio de proteínas y dos tercios de legumbres y hortalizas. Para disminuir el consumo de salsas, puedes recurrir (sin excesos y con moderación) al aceite de oliva o de lino (ricos en ácidos grasos omega-3 y omega-6), al limón y a las especias, que realzan el sabor de la pasta respetando las reglas de una alimentación equilibrada.
MUSICANDO
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