Mucha historia y secretos, pasado, celebración, tradición secular la de las bebidas espirituosas, elaboradas con hierbas y extractos vegetales otrora medicinales e ingredientes de proximidad, todos variopintos, turrón, azafrán y yo qué sé cuántas cosas más, que macerados, destilados y mezclados con agua, azúcar, miel y esencias aromáticas facilitaban la ascensión a los cielos.
Con 15 o más grados de alcohol, se siguen elaborando tanto en conventos, tales como el de Oseira en Ourense (Licor Eucaliptine), en el riojano benedictino de Valvanera (Licor de Valvanera), desde el siglo XVI, con recetas secretas, como la del Licor 43 o el portugués (Licor Beirâo), en que las graduaciones superan los 40º.
Las bebidas anisadas son las de contenido alcohólico más elevado. Así el Tres Caires, mallorquín, de 52º, el anís alicantino de La Paloma (con D.O. Alicante) tiene un contenido alcohólico de entre 40 y 55º.
El Chinchón de Madrid, que alguna vez tomé en mi mocedad con mi compañero del alma Luis Jesús Díaz, por aquello de aminorar inhibiciones, oscila entre los 35 y 74º, según se trate de si es dulce o seco.
Navarra, País Vasco y Castilla-León con su pacharán van en el grupo intermedio de contenido alcohólico sin llegar a superar los 30º, tras la destilación y maceración de las endrinas. En el grupo de cola anda el resoli (15-18º) y el licor de crema catalana con 17º. La queimada gallega depende del grado de reducción alcohólica al que se somete con la llama y el conjuro.
Si recorremos el espacio patrio podemos observar que el valor gastronómico y la tradición suelen maridar con frecuencia, aquí en la casa gallega, la queimada es el mejor ejemplo con la que se purifica el alma y algunas cosas más… El aguardiente de orujo ancestral es el final feliz de las celebraciones en la que el fuego ahuyenta todo lo malo. En Ourense se elaboran excelentes licores (licor café, de hierbas y branca), en Ferrol su licor de guindas es magnífico.
El licor de café y el anís asturianos no faltan en la sobremesa vecina.
En Cantabria, el licor de hierbas a base de té de puerto o de roca de la Liébana (crece a 1.200 metros de altitud en plenos Picos de Europa) y el licor de miel de brezo también están presentes en toda mesa que se precie.
Desde la cornisa cantábrica descendemos a Segovia, Castilla-León y Madrid en donde hace honores el anís de Chinchón y el de La Castellana.
Saltamos a Extremadura en el que el Licor de Gloria que se obtiene por maceración de las cerezas del Valle del Jerte y nos sabe a eso, a Gloria.
Al lado, tenemos la mistela manchega y el licor de orujo blanco. Recuerda el maravilloso brandy Peinado de Tomelloso. En Cuenca el resoli tiene más tradición, elaborado con café, anís seco, aguardiente, canela, clavo y azúcar.
En Teruel, con el azafrán del Valle del Jiloca se elabora su licor, compartiendo con Zaragoza y Cataluña la tradicional ratafia.
El Levante nos queda próximo, en Cataluña, Valencia y Murcia se elaboran múltiples licores tales como, el licor de crema catalana, el de arroz, el de aromas del Montserrat y el anís. El licor de naranja es propio de Valencia, de la que también es originario el licor Carmelitano, elaborado con uva, más de 30 hierbas medicinales y cantueso (macerando la flor y el pedúnculo de la planta). Licor específico de Alicante y Elche.
El herbero contiene salvia, manzanilla o hierba luisa (entre otros ingredientes) siendo típico de Alicante al igual que el licor de turrón.
Murcia produce el típico y conocido Licor 43, elaborado precisamente con 43 hierbas, desconocidas para el público general. El Beso de Novia se trata de otra bebida espirituosa propia de la región.
Andalucía produce gran cantidad de anís en Córdoba (anís La Cordobesa), en Huelva, el Martes Santo, mezclado con almíbar, La Flor de Utrera en Utrera (producción muy limitada), en Almería el licor de limón, en Málaga el licor de pasas de variedad moscatel, el licor de bellota (tradicional en Córdoba y Granada) y el de castaña. Cádiz con su licor tocino de cielo elaborado con brandy de Jerez de la Frontera, esencias, yema de huevo tostada y caramelo.
Otro salto, esta vez insular, nos lleva a conocer el licor de plátano canario y el de miel de palma con una graduación alcohólica de 30º, que se elabora con aguardiente de caña. En Lanzarote, recuerdo especialmente, el licor de moras, que se elabora con frutos del moral a diferencia del resto de España (península) en la que se elabora con zarzamoras.
Otro salto, esta vez al archipiélago balear, en donde nuestros ancestros ya trabajaban los productos de proximidad y, ahí tenemos como ejemplo principal el Palo de Mallorca, que es el palo de quina, también el de higo, elaborado con higos chumbos de Menorca y con orejones. El de manzanilla se elabora con diversas hierbas aromáticas de su terruño. La frigola, licor típico de Ibiza y el de hierbas ibicencas, cierran este capítulo balear.
Para cerrar el artículo, comentar simplemente que existe una gran tradición destiladora en nuestro país y en todo el suelo peninsular, por lo que también se destilan otras muchas bebidas espirituosas europeas, por ejemplo el licor de vodka, de menor graduación que el vodka y no tan conocido.
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