quebranto
- m. Acción y efecto de quebrantar o quebrantarse.
- m. Descaecimiento, desaliento, falta de fuerza.
- m. Lástima, conmiseración, piedad.
- m. Pérdida o daño grandes.
- m. Aflicción, dolor o pena grande.
En los últimos años, los profesionales de la sanidad española estamos atravesando un momento más que difícil. A la infrafinanciación del conjunto del sistema sanitario público se suma una escasa asignación de recursos presupuestarios. La falta de inversiones suficientes en recursos humanos y equipamientos, junto con cambios significativos en la demografía de la población española (inmigración, envejecimiento y aumento de la dependencia y la discapacidad) y una tendencia creciente a la medicalización de la vida (un español acude 10 veces más al año al médico que cualquier europeo) y al consumo creciente de recursos sanitarios, están en el origen de una sobrecarga incremental de los servicios asistenciales, que provoca desmotivación (el famoso burn-out) cada vez más extendida entre los profesionales del sector, que provoca desesperanza ante un futuro con escasas posibilidades de cambio y de mejora.
La reflexión sobre los problemas que nos atenazan debieran traducirse en propuestas de acción política y de gestión directa por parte de las administraciones responsables y así evitar caer en el diletantismo actual todavía más criticable ante la urgencia de los problemas y de las soluciones que hay que tomar.
. We agree to disagree (nos ponemos de acuerdo para discutir)
La democracia británica se asienta en una sana paradoja, esa de ponerse de acuerdo para discutir, con lo que la armonía de la comunidad está basada en la controversia permanente.
En España existe cierta obsesión por la unanimidad, sesgo conservador que significa una uniformidad de facto que preserva un régimen de poder adaptado a los intereses de las minorías económicas y de diversos estamentos.
La evitación de la polémica de todo aquello que no conviene a las élites o a la jefatura del Estado, amparadas en un carenado político e institucional, es el artificio en que se ha convertido el orden objetivo de las cosas y la corrección política.
Aquel consenso/pacto, más que moderado, de la Transición política escorado hacia la derecha, sigue ahí, de tal modo que la mayoría de la gente ha renunciado a la libertad sin saberlo ni darse cuenta de ello.
Juan Antonio Molina en su brillante y lúcido artículo en Nueva Tribuna de Diario Público del 27 de agosto del año en curso, dice así:
“La promiscuidad entre lo privado como suplantación de lo público, la encarnación del Estado en una persona que es albacea de un poder preconstitucional, es el resultado de haber introducido en la Constitución de manera mecánica y obstinada elementos fácticos de dominio, cuyo desarrollo convertían en escoria conceptual la soberanía del pueblo”.
Otra perla de Juan Antonio Molina
La democracia decae cuando el Estado se convierte en el instrumento de intereses privados muy definidos y la misma institución unifamiliar no puede ser fiscalizada por ninguna institución, inviolabilidad propia de un blindaje puramente caudillista.
Y, para compararnos, cabe recordar que a Carlos I de Inglaterra y Escocia, cuando desobedeció al parlamento le costó la cabeza.
La privatización del Estado viene a ser la suplantación de la soberanía nacional y el abandono del bien común.
Una democracia es cuestión de voz, (Stanley Cavell).
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“Se trata de que cada ciudadano pueda reconocer en el discurso colectivo su propia voz en la historia”.
Sin esto no hay política, solo gestión o gobernanza como se da en llamar en los ámbitos económicos, y sin política, la democracia pierde sentido.
Los damnificados del sistema político
La Constitución de 1978 (hacía un año que me había convertido en Médico) blinda el poder privado mediante la monarquía, pudiéramos hablar de la anti-constitucionalidad de la Constitución (en su texto no se transfiere ni se redistribuye ningún tipo de poder, puros malabares jurídicos y parlamentarios imposibles de llevar a cabo), la ciudadanía y el interés común son cuestiones accesorias.
Y, caso único en una democracia, las encargadas de la defensa de la Constitución son las Fuerzas Armadas, ¡échale guindas!
“Así, los grandes conceptos se han hecho patologías por la tendencia a la momificación y la anacronía que representa la falta de idealismo moral en la acción política. Sociedad amortajada, rendida al becerro de oro, unánime en el elogio al poderoso y de una atroz avenencia a la hora de condenar con dureza a aquel que osa desafiar el coro de panegiristas del poder”
Contradicciones, desequilibrios políticos y morales, crisis de toda índole, producto de su propio funcionamiento privado, el sistema político sólo admite reforzar las causas de su propia quiebra sin que los partidos al uso puedan constituirse en alternativas reales.
Y termina así: En este contexto, la convivencia democrática se vuelve cada vez más difícil con una sociedad civil dolosamente desarticulada y unos partidos políticos de Estado o dinásticos que estiman que la democracia es un ente volandero (suspendido en el aire) que puede ser salvada al margen de aquello que debe constituirla.
Mis maestros en Medicina, tuvieron siempre especial cuidado en reseñar la importancia para el futuro del ejercicio de nuestra hermosa profesión, los fundamentos de la Anatomía Descriptiva y Topográfica, ello nos facilita el saber dónde nos hallamos y a que atenernos ante el reto diagnóstico y terapéutico, pues eso…
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Y, ASÍ VA LA VIDA