Al principio, el vino se vendía en toneles. Era práctica común en las tabernas que no tenían otra forma de transportar y dispensar el vino, hasta que los británicos decidieron crear la primera botella de vino de vidrio.
Hoy, desde decataencata.com retornamos al pasado para a través de la historia llegar al hoy de la botella de vino.
La creación de la botella
La invención del vidrio tiene lugar en Mesopotamia en el año 3.000 antes de nuestra era, popularizado en el siglo XVIII gracias a la creación de los hornos de carbón en Inglaterra. Con el objeto de facilitar el abastecimiento doméstico de vino por parte del mercado de forma rápida y segura, mejor que en el propio tonel.
Es en Portugal, país rico en corcho, en el que se descubren las virtudes de conservar el vino en barrica y en botella y transportarlo gracias al tapón hermético.
A finales del siglo XVIII las botellas inglesas son indispensables para embotellar el vino y el champán en Francia, siendo para este último, el concurso obligado de la botella de vidrio de paredes gruesas y resistentes a la presión y sobre todo, cerradas adecuadamente con un tapón plenamente adaptado a las presiones que va a soportar el cierre.
¿Por qué 75 cl?
El contenido se estandariza definitivamente en 1866 con la creación de la botella de 75 cl, utilizada hoy en día en el mundo entero. El vino se introducía en barricas de 225 litros y los británicos contaban la cantidad de vino en galones imperiales correspondientes a 300 botellas de 75 cl. Un galón equivale a 6 botellas. Es por ello por lo que el vino suele venderse en cajas de 6 o de 12 botellas todavía hoy. Si bien existe una excepción, los vinos de paille del Jura, se venden en botellas de 62 cl, llamadas Clavelin du Jura. Estos vinos son fruto del añadido regular de vino para mantener siempre su nivel máximo en la barrica, con el fin de enjugar las mermas habidas durante la crianza.
En la antigua Roma la ración establecida diaria de vino que debía consumir un adulto eran 0,75 l.
Algunos autores señalan que el origen de este volumen en las botellas se debe al volumen de aire que los sopladores eran capaces de exhalar al manipular el vidrio para hacer las primeras botellas, ya que la fuerza de un soplado alcanza de media, volúmenes de hasta 650-750 mL.
Las diferentes formas de las botellas
El contenido, por tanto, es siempre el mismo (salvo para botellas mayores), pero la forma es distinta, ya que las regiones vitícolas, para distinguirse, utilizan continentes diferentes precisamente para lograr notoriedad y diferenciación, hecho respetado por la tradición representada.
Veamos los ejemplos de ello:
La botella bordelesa con hombros anchos destinados a retener el depósito, se perfecciona y fija hacia 1850. Significa en Burdeos el inicio de la producción de vidrio a escala industrial, pilotada por el negocio del embotellado en las diversas bodegas, lo cual tuvo lugar antes de la Primera Guerra Mundial.
La botella bordelesa se utiliza también en el sudoeste francés, en el Languedoc del Rosellón francés.
Otro caso es la de borgoñona, con hombros caídos, sumamente utilizada en la exportación de vino al extranjero, identificándose con el vino elaborado con uva chardonnay.
La botella del Ródano, como tantas otras, está inspirada en la de la Borgoña, con un cuerpo algo más largo que le da un aire “bon vivant”.
Los vinos de Châteauneuf-du-Pape, los Vega Sicilia y otros afamados de la Ribera del Duero, presentan un blasón en relieve, que inspira calidad distintiva.