La cantante que acompañó la vida cultural francesa tras la II Guerra Mundial. Fue la encarnación de Saint-Germain-des-Prés, de la libertad y de la audacia. Falleció en el día de ayer a los 93 años de edad.
Encarna como ninguna otra artista a la cultura francesa. La dama de negro, de cabello color azabache con su silueta inalterada y queda, fue la embajadora de la canción francesa, la portavoz de los grandes autores galos, la representante del espíritu de vanguardia y de libertad. Intérprete de numerosos artistas a los que defendió con pasión y firmeza. Guardó siempre un equilibrio entre la exigencia de la popularidad, pero sin hacer la mínima concesión a su compromiso artístico.
Rodeada de su familia, se ha despedido en Ramatuelle (Var), el pasado miércoles.