El monasterio de Oseira. Un monasterio tan grande como El Escorial, pero construido cien años antes. Sorprendente ¿verdad? Tan cerca y tan lejos. El nombre de Oseira proviene del latín ursus (osos).
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Hoy, desde decataencata.com os hablaremos brevemente del licor de eucalipto artesano elaborado entre los muros de este hermoso monasterio cisterciense que nos habla del mundo, del humano y de lo sobrehumano. Su visita queda, no te dejará indiferente.
Con arreglo a una receta centenaria y secreta*. Un licor en que para su elaboración se utilizan las hojas de tres variedades de eucalipto de la propia finca (Viminalis, Tasmania y Rostrata), que aporta propiedades digestivas al organismo, con un sabor suave y dulce al paladar con toquecitos amargos, producto y resultado del buen hacer cuasi excelso de los monjes trapenses que lo habitan y, que siempre, con la debida moderación es un magnífico colofón de esas largas, muy largas sobremesas da nosa terra.
Características
Contenido 70 cl, 30 % vol, por tanto moderación.
Categoría: orujo casero, cremas y licores, otras bebidas artesanales.
Etiquetas: artesano, eucalipto, gallego, licor, monjes y orujo.
Eucaliptine
Licor de eucalipto artesanal, elaborado con orujo casero mediante un proceso absolutamente natural, siguiendo una receta centenaria, secreta. Existen 2 tipos: el Eucaliptine ámbar, para el que se utilizan las 3 variedades de hojas de eucalipto: Viminalis, Tasmania y Rostrata*, que aportan propiedades beneficiosas digestivas y respiratorias.
El licor Eucaliptine, elaborado por los monjes del monasterio de Santa María La Real de Oseira, siguiendo la antigua fórmula combinando las hojas de plantas medicinales cuyo producto final es un aguardiente natural del que existen dos variedades: la ámbar y la oro, la primera combina los tres tipos de hojas de eucalipto: Viminalis, Tasmania y Rostrata, la segunda, oro, combina varias hojas de plantas medicinales: Melisa, Manzanilla, Hisopo, Menta Piperita, Angélica, Cacao, Artemisa, Flor de Sauco y Clavo.
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Los territorios bajo gobierno del Monasterio de Oseira comprenden las montañas y sus derrames de la Sierra de Martiñá, Peña de Francia, Valles de Oseira en Carballedo de Chantada, las villas de Cea (donde era conde el abad del monasterio), y Carballino, el coto de Santa Cruz de Arrabaldo, orillas del Miño y la villa de Marín, en la ría de Pontevedra. La villa y puerto de Marín fueron parte de las posesiones más antiguas y lucrativas del monasterio. La autoridad del monasterio ejerció en Marín una justicia social encomiable, promocionó la pesca entre sus habitantes y defendió la entrada de la ría de Pontevedra construyendo un fuerte. Gracias a la flota pesquera organizada, se abastecía a la comarca y al monasterio mismo.
Un pedacito de historia
“Los documentos más antiguos que tenemos sobre el Ribeiro de Avia mencionan ya la viña. Así pues, cuando en 928 fue fundado el monasterio de San Clodio de Ribadavia recibe tres viñas, de las cuales dos han sido plantadas recientemente, puesto que figuran los nombres de quienes las plantaron, y la tercera fue comprada. En el siglo X, el monasterio de Sobrado tiene también viñas en el Ribeiro, y del otro lado del Miño, Arnoia asimismo posee viñedos a principios del siglo XI. Es posible que, en esta zona, poco afectada por las invasiones musulmanas, se realizó una verdadera continuidad en el cultivo de la viña desde la época romana. Pero es, sin duda alguna, durante la Edad Media cuando el viñedo de Ribadavia va a conocer su gran desarrollo; la influencia de los potentados, especialmente de los monasterios, fue decisiva. El rey mismo tiene una bodega real en el Ribeiro y se interesa por el viñedo; da privilegios a los numerosos monasterios que se establecen en el Ribeiro y sus alrededores, especialmente en San Clodio, Oseira y Melón. Sus donaciones interesan también a comunidades religiosas más alejadas: los canónigos de Santiago reciben en 1197 la cuarta parte del producto de las viñas que los homines de villa regis de Ribadavia cultivan en los términos de su bodega (cellarius) de Castrelo, entre la Quinza y Ribadavia. En 1213, Alfonso IX se compadece de los canónigos de Lugo, condenados a beber sidra, y les hace un donativo de 180 moyos de vino al año de su bodega real de Castrelo y Ribadavia, y después, como esto no es suficiente, les da la villa de Ventosela y el coto de Castrelo. Algunas veces, el rey exige que se planten nuevas viñas. Cuando Alfonso IX da al monasterio de Melón las heredades de Otero y Barcenilla, lo hace a condición de que sean plantadas de viñas en un plazo de cinco años; si no el rey se incautó de lo que no haya sido plantado y lo dará a otros. Los monasterios fueron realmente los creadores del viñedo de Ribadavia, acordaron innumerables contratos de plantación y transformaron el valle del Avia en una región casi exclusivamente vitícola. A veces, los mismos abades se han vanagloriado del impulso que han dado al viñedo. Pelayo González, abad de San Clodio, declara haber plantado viñas en sitios donde antes no existían. Los monasterios instalaron en el Ribeiro unas granjas para cultivar viñas y encerrar su vino; por ejemplo, la granja de A Grova, entre Leiro y Lebosende, propiedad del monasterio de San Clodio. Los documentos del admirable cartulario de Melón permiten comprender perfectamente de qué manera la viña ha conquistado el terreno. Muchos contratos de los siglos XII y XIII mencionan la existencia de pedazos de monte que acompañan a menudo parcelas ya plantadas de viña. Es el Foro de 1541. El cura Fernán de Lama, afora a Juan Leal, carpintero y a su mujer María Gonzáles una casa y un monte en Santa Marta, parroquia de Santiago de Ribadavia, con la condición de que habite en ella y plante viña por un alquiler a dos partes iguales de vino, uno de blanco y otra de tinto. ©Arquivo del Reino de Galicia. Colección de documentos en pergamino”. Ver en:
MUSICANDO
https://www.rtve.es/play/audios/cuando-los-elefantes-suenan-con-la-musica/ Lyle Mais in memoriam 27.02.2024