Si eres un enófilo, habrás oído hablar en alguna ocasión del olor a sudor de caballo o del olor a rata en el vino.
Son olores producto de la presencia y de la actividad de las levaduras Brettanomyces, nombre que surge del universo de la cerveza, en 1904, atribuido por cierto al director del laboratorio de Carlsberg.