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¿ES EL VINO UN AFRODISÍACO?

¿ Es el vino afrodisíaco ?. Se le arrogan al vino y al amor funciones de lo más contradictorio, por ejemplo se toma en soledad, en fiestas, en los reencuentros, en las rupturas, con calor, con frío… Pero cuáles son sus efectos sobre la sexualidad.

La humanidad y el vino no son otra cosa que una gran historia de amor, presentes desde los primeros balbuceos de las artes y de la literatura.

Un repaso a los archivos bíblicos nos revela que en el origen de los tiempos, Adán y Eva ya cubrían sus vergüenzas con hojas de parra. Sin ir tan lejos y si acudimos al teatro, veremos que en las bodas de Fígaro, un tal Beaumarchais, replica al viejo Antonio del siguiente modo: “Estimada señora: Beber sin sed y hacer el amor de cualquier modo, nos hace indistinguibles de otros animales”, suposición muy propia de aquella época, por cierto, distante de la actual.

El vino, tanto si es poco tánico (champagne o cava) como si lo es intensamente (ese mancha morros que deja un ribete violeta en nuestros labios, juega un papel central a la hora de disminuir el temor ante un encuentro, fluidificador de la conversación, facilita la observación del otro ante la carta de vinos (que pedimos, que nos recomiendan), un ceremonial algo anodino, pero que comporta cierto riesgo de duda en la elección (quizás por poder descubrir cierta ignorancia) y el riesgo, como no, de la ebriedad, dependiente de la cantidad de vino que se ingiera y que pueda poner en riesgo el continuar la velada exitosa más allá de la mesa.

¿Pero, es realmente afrodisíaco el vino?

Sus virtudes desinhibidoras, la del vino y la de los licores, está fuera de toda duda, ocasionalmente, ejerce un efecto contrario de retracción.

Desde el punto de vista puramente fisiológico, diferentes estudios han demostrado que el alcohol actúa sobre los receptores cerebrales que provocan la secreción de hormonas que estimulan el centro del placer, como son la dopamina, la serotonina y las endorfinas. Algunas opiniones pretenden que el vino tinto aumenta el flujo sanguíneo de las zonas erógenas, estimulando el deseo sexual en el seno de la pareja. Pero también existe el reverso de la medalla, dado que el mínimo abuso produce efectos diametralmente opuestos.

El vino, siempre bebido con moderación y con inteligencia, puede descubrir pasiones compartidas que acaben en vidas en común. A buen entendedor…

La fotografía

Pájaro carpintero

MUSICANDO

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