Estilo de Vida Salud

ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

De Edvard Munchhttp://samling.nasjonalmuseet.no/no/object/NG.M.00941 Nasjonalmuseet / Høstland, Børre, Dominio público, Enlace  La danza de la vida de Eduard Munch

El envejecimiento forma parte del ciclo natural de la vida, pero ¿cuáles son los tramos de edad en los que tienen lugar cambios notables? y, qué debemos hacer para envejecer bien. Veamos:

En agosto del pasado año 2024 se publicó en la revista científica:

https://www.nature.com/articles/s43587-024-00692-2#Sec7

*En que, en uno de sus artículos * expone que envejecemos repentinamente, a los 44, 60 y 78 años, por lo que deberíamos concentrarnos especialmente en esas edades de inflexión. Muchas mujeres pueden tener razones sobradas y esperanzas en lograr ser centenarias siguiendo las pautas que son indicadas e incluso seguidas por universidades, magnates tecnológicos, empresas emergentes y grupos cosmetológicos, que tienen como objetivo central la palabra longevidad y, así, de este modo, las clínicas y gabinetes de bienestar proliferan como setas.

En el presente 2025, las grandes orientaciones sobre belleza ya no tienen sentido alguno sin hablar de salud. Al hablar de longevidad, no se trata de retrasar la edad de la muerte, sino de vivir el mayor tiempo posible gozando de la plena posesión de las facultades físicas, intelectuales y sensoriales, más allá de complacerse mirándonos al espejo. “Añadir calidad de vida a los años”.

Todas las caras de la vitalidad

Actualmente, el destino de nuestra piel se decide en Shanghai, Tokio, Berkeley, Harvard, Stanford y en más de un instituto de envejecimiento europeo (IHU: Health Age – Hospital Universitario de Toulouse, en Francia), instituto dedicado al envejecimiento y las gerociencias.

Existen pruebas científicas de que para envejecer bien, hay que empezar a tomar medidas prontamente. Cabe recordar que a los 18 años, con pequeños cambios se pueden evitar fácilmente grandes alteraciones posibles. Pero, a los 60 años, los cambios deben de ser mucho mayores, si bien, todavía pueden evitarse catástrofes, puesto que podemos cambiar las cosas a cualquier edad. Baste de ejemplo el que en Estados Unidos, personas cada vez más jóvenes, llevan a cabo la restricción calórica, practican los baños en agua helada y se acuestan antes de las 10 de la noche.

Tras la senda de la edad biológica

Antes, se hablaba de prevención a partir de los 60 años, ahora se habla de prevención a partir de los 20 años. Algunas de nuestras funciones comienzan su declive en la edad adulta, pero cada órgano lo hace en momentos distintos. La edad* en sí misma no significa nada, lo que importa es la edad biológica. Para determinarla, necesitamos medir los marcadores del envejecimiento, que están todos relacionados y en interconexión.

Científicos internacionales han identificado 12 de ellos, entre los que se encuentran alteraciones epigenéticas, senescencia celular, inflamación, acortamiento de los telómeros, disfunción mitocondrial, agotamiento de las células madre, microbiota …

Hoy por hoy, todavía no conocemos la temporalidad de estos biomarcadores, aunque en el estudio Nature Aging*, anteriormente referenciado, publicado en el mes de agosto de 2024, se habla efectivamente, de edades umbral a los 44, 60 y 78 años. Lo cuál demuestra que en esos momentos ocurren cosas a nivel molecular en determinados órganos, aunque en el estudio sólo se examinaron/evaluaron a 100 personas sin incluir la piel. En primer lugar, hay que tener en cuenta la genética y la historia natural de cada una de las personas, porque el estilo de vida influye en todos estos marcadores biológicos.
En Toulouse (Francia), se está estudiando una cohorte de 1.100 sujetos de entre 20 y 100 años, integrando medidas de envejecimiento cutáneo. Desde hace cinco años se construye un biobanco con muestras de sangre, saliva, placa dental, heces, cabello y frotis de piel. Los primeros resultados se van a publicar en este 2025, siendo la idea ofrecer una prevención personalizada y específica estableciendo una curva de envejecimiento como la del peso y la altura en la historia clínica del paciente, pudiendo así, prescribir los famosos geroprotectores como la metformina, la rapamicina, el NAD entre otras tantas “moléculas de juventud” de las que mucho se ha hablado y habla, pero, que todavía no han mostrado su auténtico valor.

La rueda de la longevidad

El mundo de la belleza evoluciona a una velocidad de vértigo, pudiendo clasificarse en dos: el más jóven en el hemisferio sur y el envejecido en el hemisferio norte y, dado que la piel es un espejo de lo que tiene lugar en el interior, los cosméticos tienen un papel importante que desempeñar. La longevidad es ante todo un estado de ánimo que concierne a todas las edades. Se trata de un bienestar holístico y proactivo.

La industria cosmética, por su parte, se halla en plena vorágine investigadora y, así L’Oreal está centrando sus esfuerzos en nueve marcadores del envejecimiento que afectan solamente a la piel. El laboratorio Lancôme lanzará Absolue Longévité, con un nuevo ingrediente exclusivo fruto de estas investigaciones.
Por otra parte, se acaba de presentar en el Consumer Electronics Show (CES), de las Vegas, un decodificador de longevidad de la piel, desarrollado por una start-up coreana, un pequeño dispositivo cuyo funcionalismo se basa en la ciencia proteómica que permite el análisis personalizado y el cálculo de la edad biológica de la piel en pocos minutos, próximo a la venta.

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La fotografía

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

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