En el año 2017 sufrió una fuerte quiebra bursátil. Su primer cliente, el sector vitícola, viró sus preferencias hacia productos más baratos que amenazaron su posición dominante en la industria corchera, tales como los tapones de plástico. Numerosos productores de grandes vinos abandonaron los tapones de corcho huyendo del riesgo de que estos pasaran al vino el detestado sabor a corcho.
Más tarde, la industria del corcho logró su relanzamiento en la Bolsa de Lisboa, multiplicando por 6 sus exportaciones, manteniéndose así desde hace ya unos 15 años desde aquel momento en que el mercado del corcho no era ni mucho menos floreciente. Hoy en día la situación es radicalmente distinta (Carlos de Jesus, Director Comercial de Amorim).
La venta de tapones de plástico y de cápsulas de aluminio fabricadas por el grupo australiano Amcor, surtían a más de la mitad del mercado americano, primer consumidor mundial de vino, según la agencia de investigación comercial Cork Quality Council, con base en los Estados Unidos de América. Al igual, que las cápsulas, que son dominantes en el mercado australiano, en el Sudafricano y en el chileno.
No obstante, el corcho ha recuperado terreno, en parte gracias a una política inversora activa en investigación aplicada para la eliminación de los hongos microscópicos de la corteza del alcornoque, responsables del sabor a corcho, persuadiendo a algunos viticultores y bodegueros a abandonar el aluminio y el plástico. El corcho ha reencontrado y ganado a una parte del mercado estadounidense, (alrededor del 60% y a la parte del mercado mundial que, según Amorim, representa en torno a 1,3 millardos de dólares (19 millardos de euros anuales, cerca del 70%. Pero la batalla no ha hecho nada más que empezar.
El mercado chino, con sus más de 100 millones de aficionados potenciales al mundo del vino, pertenecientes a la clase media, supone una oportunidad dado que el corcho, para ellos si parece importarles, puesto que se trata de una tradición, que prestigia, en palabras de Matthew Gong, portavoz del gran importador chino ASC Fine Wines, si bien la mayor parte de los consumidores chinos son poco sensibles a la calidad del tapón de corcho puesto que beben vinos más baratos.
Las exportaciones de tapones a China se incrementó en un 22% en el año 2016, según la asociación de productores de corcho APCOR, como primer cliente de Australia, China puede influir en la elección de los viticultores del país.
Lasers y robótica
Durante la guerra contra los partidarios de las cápsulas y de los tapones de plástico (sintéticos), Amorim, recurrió a la robótica, a los láseres y a los analizadores cromatográficos que permitían detectar la mínima traza de TCA (tricloroanisol), molécula responsable del sabor a tapón de corcho, en el corcho natural del Alentejo en el sur de Portugal.
La tecnología ND Tech d’Amorim es uno de los procesos de eliminación en origen del TCA, con un valor de inversión de unos 700 millones de euros por parte de los inversores lusos, motivando el retorno feliz a los tapones de corcho por parte de los productores europeos.
Así, los viticultores franceses utilizan los tapones de corcho sobre todo para sus grands crus, Premiers crus y para sus grandes vinos.
Desde finales del año 2017 comenzaron a utilizar tapones de corcho en que se aplicó la tecnología ND Tech, con la que la calidad del corcho ha sido mejorada considerablemente en los últimos años (Gregory Viennois, Director Técnico del Domaine Laroche).
João Rui Ferreira, Presidente de APCOR en Portugal, fabricante de los corchos WF Scork, indica que los vinos de alta gama supone un mercado extenso.
No obstante, algunos enólogos reputados no están muy convencidos, estimando que el corcho continúa presentando un riesgo elevado de sabor a tapón. APCOR estima en un 1,2% el porcentaje de botellas afectadas por el TCA, y que en opinión de algunos críticos del mundo del vino es bastante más elevado.
Lisa Perrotti-Brown, colaboradora en el site de Robert Parker Wine Advocate, escribió en el curso de unas catas de más de 900 vinos en el Condado de Sonoma en California, que el 8% de las botellas tenían sabor a tapón de corcho, alterando el vino, matando los aromas o los atenúa intensamente.