
Imagen de Jonas Hasselqvist en Pixabay
Los refranes son expresiones populares que encierran toda la experiencia y la sabiduría colectiva. “El que mucho corre pronto para” es un refrán que destaca la importancia de la moderación y la reflexión en la vida, recordándonos que la prisa excesiva puede tener consecuencias negativas.
Y, todo, a la de ya, de forma inmediata, quizás porque lo hace parecer emocionante o, acaso importante, sin darnos cuenta de la trascendencia que ello tiene y lo que llega a afectar a nuestro equilibrio y salud mental.
Tanto sí nos afecta a lo material o a lo inmaterial, a lo tangible y lo intangible.
La bondad de la inmediatez, sin ser novedosa, se la debemos en su gran parte a la generación milenial, totalmente integrada y asimilada a la era digital, que dotada de grandes valores éticos y morales, también aportaron a la sociedad unos patrones de conducta con cierta toxicidad en lo que respecta a la autoestima y a las relaciones personales.
Veamos una lista: esas rutinas deportivas de resultados rayanos en lo imposible, ascensos laborales meteóricos, la intensidad amorosa, la estética vs. belleza en el escaparate de las redes sociales, esas dietas “milagreiras” y, claro está, todo a la de ya.
Y, llegó el cambio
Para “vivir” en una sociedad del logro inmediato: las citas sanitarias, las amorosas, el sexo exprés, la comida rápida, e incluso el amor ¡ya!, con el “celular” latinoamericano, nuestro móvil en la mano, al segundo y, si no, la frustración, que engancha todavía más y nos daña en el psico-físico.
Pero, ¿a qué viene esta urgencia?, será que nos da la tan ansiada sensación de control y el ungüento de fierabrás, la tan denostada tranquilidad, esa falsa calma, adictiva, que nos demanda más y más inmediatez.
El pago
Como una factura, sin albarán, el estrés, ¡menudo regalo! Sin sentido alguno, ilógico, nos hace buscar ayuda para normalizar nuestra salud mental, dado que la angustia nos invade y nos aniquila lenta y, a veces de forma inmediata, tras mantener la reacción de alarma más tiempo del debido. Y, como aliño, el miedo, ¿os recuerda a algo?
La cabeza erguida
Existen tóxicos ambientales, ten cuidado con ella, la inmediatez afecta a tu felicidad, pero, existen antídotos:
La paciencia, qué como bien sabes, es la dueña de toda ciencia, virtud que implica sabiduría, equilibrio y serenidad ante las adversidades y las ofensas, manejando tiempos largos y potentes (deja reposar tu móvil) y domina tu el tiempo, tu tiempo vital. Si elevas tu mirada y levantas la cabeza, observa a tu entorno, a todo aquello que está pasando por fuera de ti mientras estás atrapado en las redes y otras artes de pesca. Bien mereces vivir.
CVC. Refranero Multilingüe. Ficha: El que mucho corre, pronto para. (cervantes.es)
La fotografía

Autor falceño.
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