Estilo de Vida Vino

EL FUTURO DE LOS GRANDES VINOS IBÉRICOS

bodegas lustau

Bodegas Lustau

 

Pauline Vicard y Nicole Rollet cofundadoras y directoras de ARENI Global, instituto de Investigación y Desarrollo de los grandes vinos de Francia, comentan el escenario actual y futuro de los grandes vinos en el mundo. “En el contexto económico actual los cambios se están acelerando”.

¿Cuál ha sido la metodología que han utilizado para discernir las grandes tendencias de futuro ligadas al mundo del vino?

Se ha aplicado la metodología del “think tank” que se realiza cada año en el mes de julio, mediante mesas redondas constituidas por personalidades del sector. Se han realizado 120 entrevistas y una decena de mesas redondas, con 10 personas diferentes en cada una de las sesiones, americanos, europeos,  de Sudáfrica, neozelandeses y australianos, si bien estos últimos en menor cantidad ya que se hallaban en plena vendimia.

Los constituyentes de las mesas se vieron muy condicionados por la actualidad sanitaria.

Se eligieron las personas que a nuestro juicio eran las más pertinentes respecto a la situación de urgencia y el caos que provocó la pandemia. Hemos reflejado de la mejor manera posible, en modo supervivencia, los objetivos a largo plazo de consumidores, comerciales, importadores, intermediarios y restauradores para obtener una visión global del ecosistema del mundo del vino. Y así, obtener la visión de la situación como consumidores de grandes vinos en cuanto al cambio que tiene y va a tener lugar en los patrones de consumo.

Para trabajar sobre estas temáticas nos hemos apoyado en los datos de los expertos de los diversos países del mundo, de los productores, de los distribuidores, minoristas, mayoristas, sumilleres, restauradores y grandes conocedores  del mundo del lujo.

. Han identificado las consecuencias directas de la crisis sanitaria, económica y del deterioro medio-ambiental y del mercado.

Las situaciones exacerbadas y aceleradas por el Covid-19, tales como el deterioro del comercio internacional, ya conocido desde antes de la crisis viral, con las tasas Trump, con las exportaciones a Estados Unidos a la que se unió el descenso de las importaciones por parte de China, y el enturbiamiento de las relaciones entre las dos grandes potencias.

A este respecto se prevén dos grandes evoluciones según se continúe o no con las medidas proteccionistas y aislacionistas.

También el Reino Unido con el Grexit al que se ha unido el coronavirus está provocando una gran inquietud en la personalidades entrevistadas dada la puesta en marcha de medidas proteccionistas multinivel, que pueden tener consecuencias específicas sobre el mundo del vino.

Si bien, los grandes vinos, históricamente, han tenido una respuesta tranquila en cuanto a las exportaciones se refiere, dado que, un gran vino adquiere su estatuto en los mercados internacionales, núnca en los locales, y en los que se va a pagar el precio demandado. La categoría de los grandes vinos españoles y portugueses se halla unida de forma indisociable al consumo mundial y a la cultura que lo rodea.

También en Francia los vinos de Borgoña y de Burdeos se comportan del mismo modo, pero si mañana, por no decir ya hoy no se incentiva más la exportación el panorama, sin duda, se va a complicar todavía más.

El segundo escenario

El segundo escenario económico que se atisba y se promociona a nivel internacional, es por ejemplo el de Nueva Zelanda, orientado hacia la cooperación, de solidaridad entre las diversas zonas de producción, bastante más positivo para el comercio internacional. Permite realizar intercambios de tal modo que así se pueden encontrar sus vinos en los lineales de cualquier tienda del mundo entero.

El alza del e-commerce en el mundo del vino

La venta directa en línea es otra de las grandes tendencias observadas. Efectivamente, puede funcionar pero requiere equipamiento. Algunos bodegueros y viticultores no disponen de una base de clientes ni de un sistema de logística para distribuir los pedidos de forma directa a sus clientes. Cando los “pequeños” bodegueros y productores de nuestro territorio peninsular puede vender la integralidad de su cosecha pero la mayor parte no está preparado para la venta directa.

La restauración, ese gran problema, pero también la gran oportunidad

Hoteles y restaurantes permanecen cerrados al público, siendo el gran circuito de distribución para los grandes vinos. En los Estados Unidos, los restaurantes tienen permiso para vender su carta de vinos directamente, al igual que en París, precisamente para reforzar la tesorería de sus negocios, pero ello resta pedidos al sector productivo vitivinícola. Los restaurantes son una prioridad en el ecosistema de los grandes vinos. Un  operador de los Estados Unidos ha abierto la posibilidad de vender vinos franceses a precio de coste en la apertur de los restaurantes acogidos a esta operación sin pago de tasas solamente pagando un suplemento para cubrir los gastos de funcionamiento, pero sin margen comercial, por lo que los restaurantes sacan a la venta los vinos “menos caros”.

Esta actividad de soporte de los restaurantes se desarrolla mediante operaciones de mayor y menor envergadura y de una forma más o menos local.

Esta crisis debería realmente cambiar las cartas del vino del mundo?

Las personas con las que hemos hablado durante las dos últimas semanas del mes de abril coincidían en que hay que emprender en el corto y medio plazo con energía el despegue hacia el futuro. De hecho los que primero van a salir de la crisis son los que se dice a sí mismos que hay que adaptarse para impulsar la transformación que los lleve al largo plazo, como tener un site en internet, una cuenta en Facebook, mantener un contacto más estrecho con el consumidor, disminuir el grosor de las botellas, vender más en línea para proteger el entorno.

¿Se va a primar la adaptación rápida?

Mejor hablemos de estrategia, que no necesariamente tiene por qué ser rápida e inmediata. En cambio obtendrán ventaja los más rápidos en aceptar el cambio, a pesar de lo injusto de la situación, aquellos que tienen capacidad y fuerza para adaptarse tendrán éxito (“a la fuerza ahorcan”).

En el mundo de los grandes vinos los comentarios no son nuevos, se sigue diciendo que lo importante de un vino es si es o no considerado como vino de añada, el champán que no sea millésimé, no representa ningún problema para la mayoría de los consumidores. Los grandes vinos suelen ser los tintos, los cuales requieren entre 18 y 36 meses de guarda antes de embotellarse, ello supone una gran inversión, puesto que bloquea la tesorería. Los blancos también pueden ser unos grandes vinos, puesto que ofrecen calidad, aromas y una complejidad extraordinaria, pudiendo posicionarse para hacer tesorería.

Otra tendencia importante es la de la digitalización de la comunicación. El bolígrafo o el teclado sustituye a los viajes y a los salones y ferias de vinos.

Los bodegueros y productores dependen en buena parte de las ferias y campañas de lanzamiento de los vinos, por ejemplo, en Francia, la región de Burdeos, el 70% del volumen de ventas depende de ello.. La verdad que, de buenas a primeras, cuesta pensar que a partir de ahora la comunicación digital va a sustituir el contacto físico. Creo que va a ser difíil que el bodeguero de prestigio cese en su actividad de presentación de sus grandes vinos en torno al mundo para demostrar la importancia de lo que elabora. y hace. Pero lo que sí está claro si que buena parte de su actividad promocional va a tener lugar en línea, mediante catas realizadas tras el envío de muestras de la nueva añada. Algo impensable hasta ahora.Lo digital, las videoconferencias, acerca el mundo del vino a la gente, a un entorno íntimo, exclusivo que permite al cliente hacerse una cierta idea sobre la realidad de la bodega. Así, un bodeguero que  puede reunirse diariamente con unas 80 personas en el curso de una comida en directo, en una sesión digital puede llegar a reunirse con unas 600 semanales, con una baja inversión, la del envío de las botellas y la de la inscripción a la sesión y la del posterior envío de botellas según sea el interés del cliente, además del valor añadido que tiene la narración de cómo elabora el bodeguero sus caldos gratuitamente.

¿La crisis del Covid-19 puede suprimir  los intermediarios en la venta  distribución del vino?

Es la gran discusión y cuestión que se plantea el mundo del vino desde hace mucho tiempo. La cadena logística está muy fraccionada. Uno de los grandes problemas de las bodegas, en Francia, sobre todo en la región de Burdeos es la enorme cantidad de intermediarios que existen desde la bodega, los distribuidores (négociants), importadores y vendedores en tienda. Generalmente 5 o 6 intermediarios entre la bodega y el cliente final, el que va a saborear el vino, además de los mercados de inversión y los dedicados a la reventa. Se trata de un problema de costes. Problema dual, de coste para el consumidor pero también un problema de comunicación y de relación con el cliente final. Hablar de desintermediación es un tema antiguo. Tener una cadena relativamente compleja tiene localmente cierta justificación por una cuestión de “confort”. El vino es un producto difícil de exportar  sujeto al pago de tasas de exportación, muy regulado y reglamentado, con mucha carga administrativa y costes de transacción. Si por ejemplo, se exporta a 30 mercados diferentes, hay que tener una gran capacidad de gestión administrativa para afrontar legislaciones muy diferentes (en USA, una es federal y otra estatal) y que mucha bodega es incapaz de afrontar. La exportación es materia compleja.

Pero ninguna de estas problemáticas son recientes

Pero necesidad obliga. Con el virus hemos topado y tenemos la obligación de resolverlas de forma rápida si se quiere sobrevivir económicamente. Digitalizar es uno de los verbos a conjugar, adaptarse o morir, no hay elección.

 Por lo pronto en nuestro terruño patrio, las bodegas de Jumilla ya han creado dentro de la D.O. una app para la venta directa desde la bodega al cliente final.

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