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EL ÁRBOL Y LA VID

© ©Lauren Cierzan. Wine O’Clock: Árboles en los viñedos | Taste France Magazine

 

Frente al calentamiento global, la doble necesidad de adaptación, por un lado, y la lucha contra las emisiones de carbono, por otro, están redefiniendo las prácticas vitivinícolas. ¿Cabe plantearse cuáles son favorables y los que no lo son?
El sueño de la armonía entre la vid, el hombre y la naturaleza viene de antiguo, esa ambición compartida por cada vez más viticultores de recrear la biodiversidad en el interior de los viñedos rediseñándolos con el objeto de restaurar el equilibrio original de los ecosistemas, introduciendo árboles maderables y frutales entre las hileras de las viñas a la vieja usanza.

La práctica agroforestal como método ancestral con un toque de modernidad

Château Cheval Blanc está experimentado la agro silvicultura en una superficie de 39 hectáreas dejándose guiar por la expresión natural del terruño, la vid, el paisaje y el ecosistema conjuntamente. Cada vez es menos raro que lo agroforestal y frutal separen las parcelas de la viña entre sí a pesar del coste en mano de obra y de la propia vitivinicultura y al innegable beneficio paisajístico y ecológico que tal práctica conlleva en la medida de la contribución a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y su contribución a la biodiversidad.
Evitar el monocultivo promoviendo la biodiversidad en el viñedo
Práctica ancestral que fue suplantada por la ola de mecanización que experimentó la viticultura en el siglo XX, lo agroforestal parece haber recuperado sus señas de identidad. Franck Renouard, copropietario del Domaine Scamandre, situado en la Camarga, al sur del valle del Ródano, tomó la decisión en 2007 de replantar árboles en el viñedo. La agro silvicultura es, en su opinión, un cambio que debe adoptarse sin más demora. Si bien el viticultor admite que aún no tiene suficiente capacidad de valoración retrospectiva para evaluar el impacto de la plantación de árboles en la vid, su intuición lo lleva a creer que los árboles plantados alrededor de vides viejas no han perjudicado el desarrollo y el crecimiento de plantas que ya están bien arraigadas en el ecosistema cambiante, al tiempo que reconoce que las vides plantadas cerca de árboles existentes han tenido más dificultades para integrarse. «En esta etapa, todavía es difícil decir exactamente qué efecto tendrá la silvicultura en la vid. Todavía tenemos que esperar. Por otro lado, en lo que respecta a la regeneración del suelo y la biodiversidad, los resultados ya están ahí y son más que convincentes».
Tras haber plantado más de 2500 árboles sobre 30 hectáreas del viñedo, ha observado con contento, la llegada de nuevos habitantes: serpientes, pájaros y toda una cohorte de animales que anidan en la copa de los árboles aprovechando el frescor y la salvaguarda que ellos representan protegiendo a la viña y atenuando los rigores del calor.
No obstante la controversia está servida
Para Laurent Rousseau, director de la Societé des Vignobles que representa al conjunto de viticultores y de explotaciones familiares de Burdeos, entre Abzac y Lalande-de-Pomerol, la agro silvicultura, cualquier acción “reforestadora” es a años vista (unos 20 años como mínimo para obtener sombra, algo que quizás no compense el estrés hídrico que repercutirá en la vid cuando tenga que compartir el recurso agua con los árboles. La capacidad de la viña para bombear agua es muy baja en comparación con la de un árbol. “En mi viña plantada con robles, las tres primeras hileras de viña difícilmente lograrán dar fruta madura”. En cambio, su colega del Ródano que cultiva sus vides sobre un suelo arcilloso de unos 18 metros de profundidad no ha notado ningún impacto en el crecimiento y desarrollo de sus vides. Las alternativas al árbol, tales como los setos, también promueven la biodiversidad y la visita asidua de pájaros, conejos y mariposas que se sirven de las cerezas y moras silvestres. Desde la perspectiva normativa y social también existen repercusiones, por ejemplo, para cumplir con el ordenamiento y normativa de la AOC, debe haber 4.500 cepas por hectárea y, si se rompe una hilera entera para plantar árboles se corre el riesgo de infringir la normativa y perder el derecho a la AOC (DOC y P) y, además cuando se plantan árboles en medio del viñedo, hay que sustituir en buena parte la mecanización por el trabajo manual, requiriendo mayor inversión en mano de obra y mayores cuidados e inversión en salud laboral. Más allá de la dificultad creciente para encontrar mano de obra que se exponga al rigor climático (habida cuenta del cambio climático) y a la dureza del trabajo.

¿Qué otras alternativas existen?

Para una viticultura adaptada y más sostenible, no existen recetas mágicas, ya que la naturaleza se rige por el principio del movimiento, lo esencial es seguir buscando e investigando alternativas, profundizando más, si cabe, en la pregunta que en la respuesta. Debate abierto.

 

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