DYC, EL WHISKY HISPANO-SEGOVIANO

Alambiques de la destilería DYC, en Palazuelos de Eresma (Segovia), un edén en la historia de las bebidas alcohólicas de Hispania.

La llamada “agua de vida”, pese a la disputa entre escoceses e irlandeses respecto a su propiedad primigenia es una bebida espirituosa resultado de la destilación del mosto fermentado de diversos cereales, como la cebada malteada o el maíz lo que determina que sea de un tipo u otro.

La destilería está ubicada en el seno del molino Palacio del Marqués del Arco, un edificio señorial del siglo XV a unos 1036 metros de altura, un antiguo convento de frailes, lavadero de lanas y fábrica de papel y de harina. Junto a ella discurre el río Eresma*, con aguas del deshielo de la Sierra de Guadarrama*, que le confiere un carácter diferencial por su débil contenido mineral, básico para expresar el aroma de las maltas.

Por debajo de su arco de entrada se cuelan los camiones con cereales castellanos, la apuesta por la materia prima de proximidad. Una vez realizada la descarga en los silos, se transporta hasta las salas de germinación, en cuyas piscinas y gracias a una humedad y temperatura controladas, germina el grano, liberando una serie de enzimas que permiten la transformación del almidón en azúcares y, finalmente, en alcohol. De sala en sala tiene lugar el proceso de elaboración, de la materia prima a la doble destilación en los alambiques, de varias formas y tamaños, brindando al aguardiente aromas y sabores diversos.

El Eresma es un río de la parte central de España, que discurre por Castilla y León, por las provincias de Segovia y Valladolid. Pertenece a la cuenca del Duero, del que es subafluente por su margen izquierda. Tiene una longitud de 134 km y drena una cuenca de 2940 km².

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Río Eresma

El olor a alcohol y las altas temperaturas en las estancias de la destilería contrastan con la menor temperatura de la bodega soterrada. Cientos de barriles dispuestos en pisos, maduran el whisky, procedentes de América en donde ya fueron usados con su madera previamente tostada que le transfiere al whisky su color caramelo, ya que tras la destilación, el whisky es incoloro. Así, cuanto más tiempo permanezca en la barrica mayor color adquiere, solo hay que observar el color de la lama, totalmente negra antes de la maduración y anaranjada con matices de barniz tras completar la misma.

Con seis décadas de tradición, en la sala de catas se muestran las diversas botellas de distintos años, la primera datada en 1963, hasta las actuales, como la 8, 15 o “pure malt”, e incluso la edición especial de Lorenzo Caprile. Todo ello lo descubrirás si reservas la visita guiada por la destilería.

“Para gente sin complejos”, uno de sus lemas más conocidos. En las campañas publicitarias de antaño se podía observar beber a las mujeres, algo atípico en esa época..