Estilo de Vida Salud

DR. APACHE : PRIORIZATE A TI MISM@, EL EGOISMO SANO

Es posible ponerse primero sin descuidar a los demás . Basta con adoptar un egoismo saludable, es decir, hallar el equilibrio entre el egoísmo y el altruismo. ¿El objetivo? poner en primer lugar tus necesidades cuando nuestro bienestar depende de ellas.

El egoísmo sano consiste en priorizar a uno mismo, sin olvidar prestar atención a los demás.

En uno de esos días en los que todo se junta y en los que todo se acaba, en los que un sólo deseo nos mueve: volver a casa y pasar una noche en paz. Y todo esto, sin contar con los amigos que te invitan y seducen para reunirte con ellos y tomar una copa, con la fatiga que uno siente, bastaría con decir no y comunicar la necesidad de descanso que uno tiene, pero el miedo a la decepción y la culpa son demasiado fuertes para sustraerse a la oferta, que se acepta, en detrimento de lo que uno siente.

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 Para remediarlo es necesario adoptar lo que algunos especialistas en salud mental llaman egoísmo saludable. Veamos de qué se trata:

La postura consiste en prestar atención saludable a la propia salud, evolución, bienestar y libertad según Scott Barry Kaufman, médico estadounidense especializado en ciencias cognitivas, en un artículo que se publicó en Psychology Today*, el 7 de noviembre pasado. Nada que ver con el egocentrismo o el egoísmo puro, se trata de encontrar el equilibrio adecuado entre el egoísmo y el altruismo, priorizando cuando sea necesario, cuando nuestro bienestar dependa de ello (“necesidad obliga”).

Veamos desde la ventana de mi consulta de Médico de Familia.

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Decir no sin sentirse culpable

Para algunas personas, atreverse a decir no es todo un desafío. Y cuando logran alcanzar el objetivo, el remordimiento y la necesidad de justificarse para que la respuesta sea más admisible puede llegar a devorarlos. Algo, por otra parte, nada extraño, puesto que sabemos que el mecanismo ha estado arraigado en nosotros desde nuestra tierna o no tan tierna infancia. Al decir no, nos asalta el temor del desencanto, el rechazo e incluso del abandono. La creencia se halla presente en los adultos que desde su etapa infantil  se les inculcó que tenían que ser perfectos para ser aceptables (Marie-Estelle Dupont, psicóloga especializada en neuropsicología). O en aquellas personas que no pudieron expresar sus necesidades, siendo abusados emocionalmente por temor a afirmarse.

Sin embargo, saber negarse sin sentirse culpable es uno de los principios fundamentales del egoísmo saludable.

Para llevarlo a cabo, debemos asumir la decepción, aceptando que no es nuestra responsabilidad satisfacer los deseos, necesidades o fantasías de los demás.

Debemos distinguir lo que el otro siente y que debe ser respetado, y lo que piensa, que debe ser liberado. En realidad si el otro es incapaz de respetar nuestros límites ¿realmente merece la pena preocuparse por su punto de vista?

Conocerse

Para hacer cumplir sus límites, todavía es necesario identificar primero sus llamadas necesidades fundamentales, ¿qué es esencial para ti? ¿A qué no renunciaremos? Todo es variado, el descanso, el placer, la seguridad emocional y material, el reconocimiento, el arraigo, la autenticidad o la espiritualidad..

En un segundo paso se deben distinguir las necesidades de los deseos.

Las necesidades básicas son compartidas por todos, pero la forma de satisfacerlas es muy variada. Valga de ejemplo el que si bien todos necesitamos afecto, algunos en cambio quieren declaraciones de amor y otros prefieren gestos románticos.

En este proceso de autoconocimiento, es necesario aprender a escucharse a sí mismo y aceptar una imagen no idealizada de uno mismo y de sus habilidades. Y al final del día, ser capaz de negarse simplemente porque no te sientes capaz.

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Cultivar un egoísmo sano también implica comprender y recordar que eres la única persona responsable de tus necesidades y la única persona del mundo mundial que puede satisfacerlas. En la práctica, es necesario salir de los roles de salvador y víctima. El salvador ignora sus necesidades de cuidar de las de los demás. La víctima también ignora sus necesidades, espera que el otro las adivine y las responda por él a fuerza de olvidarse mutuamente, estos dos roles terminan implosionando o explotando, dejando la puerta abierta al reproche, la negligencia y el verdadero egoísmo continúa.

Sé flexible en tu egoismo

Imponer los límites de uno no significa olvidar o descuidar al otro. De la misma manera, ser firme y preciso sobre las propias necesidades no significa rechazar categóricamente cualquier propuesta.

El egoísmo saludable se trata de asegurar el  mantenerse abierto al compromiso, de ser flexible, para satisfacer a todos..

En una relación, amistosa o romántica, tómate tu tiempo para pensar en lo que no es negociable para uno mismo, para evitar pretensiones, y en el resto, ser flexible.

También debemos aceptar que nuestras necesidades son diferentes a las del otro.

El egoísta sano tiene la capacidad de convivir con el otro, de cuidarse a sí mismo mientras tolera que su pareja funcione de manera diferente.

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