Dolor crónico – Wikipedia, la enciclopedia libre
De la lectura del artículo de la dietista del Instituto Aliaga del Centro Médico Teknon de Barcelona, Laura Isabel Arranz nos ha parecido importante reseñar la relevancia del mismo por considerar un aspecto habitualmente soslayado como es el de la dieta y el dolor crónico, motivo por el que os invitamos a leerlo para bien de muchos y por lo asequible que es llevar a cabo lo que en él se indica.
“El dolor y sobre todo el dolor crónico afecta intensamente la calidad de vida, sobre todo en la cotidianeidad pudiendo incluso empeorar con el devenir del tiempo salvo que iniciemos pautas de minoración y afrontamiento del mismo tales como son las de carácter nutricional dado que la dieta es un factor primordial en su persistencia e intensidad. Así, si nuestro modelo nutricional es saludable con él mejoramos el dolor crónico. Siendo el tratamiento del mismo de carácter multidisciplinar, la dieta interviene tanto en la intensidad como en la evolución del dolor como decíamos antes. Pero también el dolor crónico afecta a nuestra dieta, por ello, el abordaje nutricional será individualizado debiendo tener en cuenta factores tales como la propia vivencia del dolor y su estilo nutricional puesto que no existe una dieta universal y por tanto igual para todos por lo que el asesoramiento nutricional en pacientes con dolor crónico deberá ayudar a:
. Minorar el estrés oxidativo y la inflamación.
. Bajar peso en situaciones de sobrepeso y obesidad.
. Mejorar la composición corporal, disminuyendo la masa grasa y manteniendo la masa muscular.
. Reducir el denominado síndrome metabólico (los niveles elevados de colesterol y/o triglicéridos, la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2).
. Mejorar el contenido calórico y nutricional de la dieta.
. Tratar las alergias y/o las intolerancias alimentarias y gastrointestinales.
. Comprender la importancia del sueño para el control de la ingesta y del metabolismo.
. Controlar la ingesta del exceso de calorías permitiendo al paciente seguir disfrutando del hecho de comer.
Si mejoramos la dieta aliviamos el dolor
Sabido es que los alimentos deben aportar las calorías justas e imprescindibles, así como los elementos claves para el óptimo funcionamiento de nuestro organismo, tal es el caso de las vitaminas, los minerales, las proteínas, los hidratos de carbono, algunas grasas y la fibra, entre otros.
Siempre se debe velar por la calidad dietética de lo que ingerimos y en la cantidad adecuada según sea el grupo de alimentos y así obtener los nutrientes que realmente se requieren.
Un buen ajuste calórico, en el que predominen los alimentos vegetales respecto a los animales, evitar alimentos procesados lo más que se pueda y mantener una buena hidratación con la ingesta adecuada de agua optimiza el equilibrio nutricional.
Recordar que se evitará el exceso de peso y asegurar el consumo suficiente de antioxidantes que eviten el acúmulo de “residuos” que obstaculizan la adecuada fisiología tisular.
El sistema cardiovascular y el sistema nervioso son especialmente sensibles ante el estrés oxidativo persistente, que se paliará con la ingesta de, sobre todo, alimentos vegetales.
El aporte de sustancias antioxidantes y antiinflamatorias (vitaminas, minerales y grasas ricas en omega-3) son cruciales en el alivio del dolor crónico, siendo muy recomendable eliminar de la dieta elementos pro-inflamatorios favorecedores del dolor como son: el exceso de azúcares, de grasas saturadas (las de origen animal y de alimentos procesados) o de grasas omega-6 (muy presentes en los alimentos procesados) primando los alimentos ricos en omega-3 tales como los frutos secos y el pescado azul.
La alimentación es clave cuando el dolor se cronifica
Se debe tener en mente que el tratamiento del dolor crónico debe ser multidisciplinar, siendo la nutrición un útil importante a la hora de manejar y preservar la salud y el bienestar de las personas con dolor crónico en las que existe un elevado estrés oxidativo así como un estado de inflamación crónica generalizada que agravan la evolución alimentando alteraciones endocrino-metabólicas que a su vez agravan el dolor y la salud del paciente.
La obesidad es el exponente más fehaciente y negativo connotado con el dolor crónico, así, cuanto mayor es el exceso de peso corporal, más intenso es el dolor, y menor cuando se logra adelgazar por lo menos un 10 % de su peso.
La prevalencia del sobrepeso y de la obesidad respecto a la población general es superior en pacientes con dolor crónico, puesto que la disminución de la actividad física, las modificaciones de la alimentación, los hábitos dietéticos inadecuados y las alteraciones metabólicas, entre otros factores, colaboran en aumentarlos.
La ayuda en la reducción del peso con el objeto de disminuir la masa grasa corporal, manteniendo la masa muscular es clave para la salud y el bienestar de las personas afectadas”.
La fotografía

Imagen de luisa Munoz en Pixabay
MUSICANDO
- Sólo jazz, con Luis Martín | Podcast – Radio Clásica Guitarras incandescentes de jazz 10.01.2025