Estilo de Vida Vinos

DECANTAR UN VINO PUEDE MEJORARLO O ESTROPEARLO

Decantar el vino permite a veces que sus aromas se expresen mejor, pero en ciertos casos la opción será abstenerse.

Decantar un vino siempre es un gesto elegante, una práctica que destila cierta humildad dado que impedía a los más vanidosos exhibir su riqueza al hacer anónimas las botellas, por mucho prestigio que tuvieran.
El ceremonial que envuelve a la decantación, sumamente vistoso ante los invitados pero crucial siempre y cuando cumpla con su objeto, que no es otro que el de mejorar el vino más allá del aura solemne del acto.

Interés y significado

Al verter el vino en la jarra (el decantador), con su fondo necesariamente ancho, aumenta el contacto del vino con el oxígeno, del que se vió casi totalmente privado durante su estancia en la botella.

La aireación

La suavización de los taninos cuando tratamos con un vino tinto, la mejor expresión de los aromas y la eliminación de ciertas desviaciones como la reducción*.

Para decantar, todos los tipos de vino son adecuados, los tintos, claro está, los blancos, rosados, naranjas e incluso algunos champagnes, principalmente vinos jóvenes, es decir, de menos de diez años.

Vinos viejos, vinos frágiles

Al contrario de lo que pudiera creerse generalmente, los vinos más viejos no tienen por qué padecer, en su mayor parte, este procedimiento de la decantación. Habitualmente, se considera que decantar equivale a dejarlo unos años más en la bodega, cuando menos en términos de sabor. Cuando se trate de una añada antigua y por lo tanto frágil, el riesgo a correr es el de envejecer una botella ya en su mejor momento.

En la copa, el vino, una vez pasado su mejor momento, se expresa ligero. Los aromas sutiles desarrollados por su crianza en bodega quedan destruidos totalmente. No obstante, algunos vinos muy viejos pueden decantarse. En una jarra/decantador fina y estilizada, en la que se vierte el vino con suma delicadeza para excluir las micropartículas de depósito acumuladas a lo largo de los años. El vino quedará así, claro y libre de cualquier materia sólida. Cuando se tengan dudas, lo mejor es pedir consejo al enólogo o, sencillamente, abstenerse y servir el vino directamente en las copas. Y, recuerda que, a veces, lo mejor es enemigo de lo bueno.

Decantar el vino pero, no cualquier vino…
Decantar el vino permite a veces que sus aromas se expresen mejor, pero en ciertos casos será óptimo abstenerse.

Decantar un vino siempre es un gesto elegante, una práctica que destila cierta humildad dado que impedía a los más vanidosos exhibir su riqueza al hacer anónimas las botellas, por mucho prestigio que tuvieran.
El ceremonial que envuelve a la decantación, sumamente vistoso ante los invitados pero crucial siempre y cuando cumpla con su objeto, que no es otro que el de mejorar el vino más allá del aura solemne del acto.

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