
Realizar ejercicio físico antes del desayuno supone dar un impulso energético a tu organismo durante el resto de la jornada. Vamos a ver en este breve artículo algunas guías de buena práctica a seguir.
Antes de ir a trabajar o bien cuando hayas acabado la jornada laboral procura hacer un hueco en tu agenda para realizar ejercicio físico. Para los más motivados, es bueno llevarlo a cabo antes del desayuno para poder transpirar adecuadamente y asearse oportunamente, pero hay que realizar algunos ajustes. Por ejemplo, dietéticos.
El contenido del desayuno
Para esta primera comida del día, hay que procurar alimentos grasos y proteicos: el jamón, avellanas o almendras, que nos dan sensación de saciedad y calmar el hambre durante la mañana. El desayuno será rico en alimentos con fibra y proteínas vegetales, por ejemplo un muesli sin azúcar con leche de soja o de almendras y una rebanada de pan integral artesanal con mantequilla y una fruta. Se evitará el azúcar sobre todo los que contienen los zumos artificiales y el chocolate o preparados con chocolate que pueden provocar hipoglucemia y sensación de hambre durante la mañana.
Pero si el hambre o el apetito se deja sentir, lo mejor es no desayunar antes de hacer deporte o practicar el ejercicio por la mañana ya que cuando se come, el aflujo sanguíneo se centra en el aparato digestivo, mientras que cuando se hace ejercicio se localiza en los pulmones, el corazón, el cerebro y los músculos del aparato locomotor, por lo que si desayunamos o comemos un poco antes de llevar a cabo el ejercicio, la digestión se ralentiza con lo que todo ello conlleva.
Si el desayuno queda muy distante de la realización de la sesión de ejercicio, bastará con tomar medio plátano con alguna avellana y beber lo suficiente durante las dos horas que preceden al esfuerzo físico. Para contar con una reserva energética, beber minimiza la hipoglucemia, aconsejándose beber medio litro de agua cada hora con una pizquita de sal o de miel. Para las personas que están habituadas a realizar ejercicio les es fácil llevarlo a cabo. No se puede uno ponerse a correr por la mañana sin haber comido nada el día anterior. Con el estómago vacío, las personas entrenadas pueden llevar a cabo sesiones de ejercicio de unos 45 minutos de duración hasta de una hora.
Lo ideal es llevar a cabo las sesiones de ejercicio en el exterior
Tanto para las sesiones de footing como las de musculación, con luz natural, en cualquier estación del año. Siendo el mejor momento el de antes del desayuno, con ello mejora también la calidad del sueño.
El post del ejercicio físico es crucial
Es conveniente comer durante las dos horas tras realizar el ejercicio dado que es fácil tener sensación de hambre, para lo que conviene prever esta eventualidad preparando un bocadillo sano, sanito con lechuga, tomate y atún (por ejemplo).
Para la fase de recuperación conviene incluir glúcidos (azúcares) y proteínas en forma de bebida, de rápida asimilación. Un zumo vegetal o leche de vaca o de cabra con miel.
Para facilitar el tránsito intestinal se recomienda a los 20 minutos de realizado el ejercicio tomar un porridge o un bowl cake o algo semi sólido. También es importante incorporar vitaminas y minerales que aportan las verduras cocidas o crudas, asegurando una comida más sólida y para evitar flatulencias se les podrá añadir arroz, pasta, patata, sémola, quinoa… y proteínas animales (pollo, pescado, huevos o vegetales como el melocotón amarillo, lentejas o guisantes) aportando minerales, vitaminas y fibra.
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