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Es imposible olvidar los vinos espumosos, nuestro cava o el champán galo en estas fiestas y en especial en el fin de año, más todavía cuando las ventas de los mismos suponen entre un 30 y un 50% de las mismas. Seguramente ya hiciste tu previsión y provisión, prepara tu nariz para disfrutarlos.
Para estas fiestas seguramente ya los has probado y, si no fuera así, probablemente es por qué has sido seleccionado por la NASA para llevar a cabo la misión en Marte.
Modificar las rutinas es bueno para todo, por ello no estaría de más que introdujeras estos vinos para acompañar el aperitivo o la comida, pudiendo cambiar los estilos, las bodegas y los viticultores que los elaboran. Evita servirlos con el postre y sobre todo si este es de chocolate.
El único champán y cava que puede maridar un postre poco dulce o fruta cítrica son los semisecos o los doux (dulces), es decir, aquellos con mayor concentración de azúcar, en torno a los 30 -45 g/l (contra los 10 g/l del Brut.
En cuanto a los maridajes hay que significar que la potencia del plato debe guardar un correlato directo con la potencia del vino: un blanc de blancs (uvas blancas, generalmente de chardonnay acompañando a crustáceos y pescados, un blanc de noirs con meunier y/o pinot noir con carne de ave, pato o de caza, según sea la edad del champagne o del cava, si se trata de millésimé o no. Los cavas con los suyos clásicos.
Respecto al servicio, opta por las mismas copas que para un vino clásico (evita las de tipo flauta).
La temperatura de servicio debe hallarse entre los 9 y los 10ºC, so pena de que los aromas eviten expresarse. Como los grandes vinos blancos, los cavas y los champanes más veteranos o millésimes requieren una temperatura un poco más elevada, del órden de los 12ºC.
¡A tu salud!
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