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Consejos para mantener la memoria olfativa.
Sabido es que el olfato es un sentido que se ejercita cotidianamente y de múltiples formas. Veamos
El sentido del olfato juega un papel crucial en nuestra vida diaria, ya sea en nuestras interacciones sociales o alimentarias. El investigador de la percepción olfativa Gabriel Lepousez, nos ayuda a entender cómo funciona y a estimularlo para desarrollar nuestras habilidades gustativas.
Jean Lenoir Editions, famosa por su colección de libros-objetos que le permiten mejorar su trabajo de degustación, ha lanzado L’École du Nez. La caja de 16 aromas, acompañada de un libro didáctico y un protocolo de rehabilitación olfatoria, está destinada a personas que necesitan hacer ejercicio y recuperar su percepción olfativa. “Después de un traumatismo craneoencefálico, una rinitis alérgica o una infección viral como el Covid-19, muchas personas sufren déficits olfativos como la anosmia, la pérdida total del sentido del olfato. Esta caja, un verdadero faro en la noche, les permite recuperar el contacto y la confianza con el mundo olfativo, un sentido esencial en nuestra vida cotidiana para la detección de peligros, pero también para nuestra ingesta de alimentos y nuestras interacciones sociales”, comienza Gabriel Lepousez, el investigador en percepción olfativa que participó en la redacción del libro. Tanto si sufres de anosmia como si no, este set nos recuerda la importancia del olfato, un sentido que se ejercita a diario y de muchas maneras.
El sentido del olfato es un detector sensible que se activa a través de la nariz pero también a través de la boca. Por vía nasal: las moléculas olorosas, que son volátiles, serán inhaladas y llevadas a la parte superior de la cavidad nasal, donde se encuentra nuestra mucosa olfativa. “Y cuando me llevo el vino a la boca, el líquido se calienta, se mezcla con la saliva y se extiende por una amplia zona. Las moléculas olorosas se evaporan aún más, pasan por el dorso de la boca y son arrastradas por el flujo de aire de la exhalación para ser transportadas a la parte superior de la cavidad nasal”, dice Gabriel Lepousez.
El sentido del olfato tiene un acceso privilegiado al centro de las emociones
En la parte superior de la cavidad nasal se encuentra el epitelio olfativo, que está cubierto de moco en el que se bañan de 5 a 10 millones de neuronas olfativas con pequeñas pestañas equipadas con sensores. “En total, hay 400 sensores diferentes que nos permiten leer el mundo químico de las moléculas volátiles. Los procesos de codificación combinatoria permiten que la nariz huela y distinga millones de olores. El sentido del olfato, con el 2% de nuestros genes dedicados a él, es el sentido con mayor número de sensores”, añade el especialista.
Una vez activada, la neurona olfativa genera una señal eléctrica que se transmite al cerebro, primero en el bulbo olfatorio y luego a la corteza olfativa, que es la que interviene en la identificación del olor. ¿Es agradable o desagradable? ¿Puedo reconocerla conectándome con la emoción y el recuerdo que buscará en mí? Todas estas son preguntas que promueven la memoria olfativa. “La emoción ayuda a grabar y rememorar recuerdos. Como el sentido del olfato tiene un acceso privilegiado al centro de las emociones, un olfato puede reactivar viejos recuerdos relacionados con esta emoción. Por eso se dice que la memoria de un olor es sobre todo la del contexto que liberó este olor, los olores no tienen nombres propios, el olor lleva el nombre del objeto (y el contexto) que le da origen. Por lo tanto, cuando reeducamos o educamos nuestro sentido del olfato es importante ayudar a las personas a buscar sus recuerdos para multiplicar los caminos hacia la memoria de un olor”, dice el especialista.
Es exponiéndose a los olores todos los días, a través de la nariz y la boca, que logramos optimizar las conexiones entre la mucosa olfativa y el cerebro, y sobre todo consolidar nuestra memoria olfativa. “Tenemos la suerte de poder comer tres veces al día, lo que es una oportunidad para conectar nuestra memoria semántica con la de los olores. Hay que mantener la curiosidad por todo, despertar el interés por el olor de cada alimento y hablar de ello para compartir vuestras referencias. También puedes hacer ejercicios para aprender a distinguir las sutiles diferencias que existen entre olores similares, por ejemplo cítricos, entre una lima, una lima kaffir, un pomelo. Hay que multiplicar las experiencias y enriquecer la memoria asociando un contexto, una imagen, un sabor, un color con un nombre”, añade Gabriel Lepousez.
¿Y cuando un olor desconocido entra en los archivos olfativos? Es importante crear una caja para él. El especialista aconseja comparar este olor con los que ya existen en nuestra base de datos, valorar la distancia o proximidad del olor desconocido a ellos, y grabar en la memoria el contexto en el que surgió. ¡La curiosidad y la disciplina son, en definitiva, la clave para trabajar la memoria olfativa de un catador de vinos!
La fotografía

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MUSICANDO
https://www.rtve.es/play/audios/duendeando/ Algo de la tarde con G5 22.06.2025