Un reciente estudio científico demuestra que los monos se deleitan comiendo fruta muy madura, que contiene un cierto grado alcohólico (entre el 1 y el 2 %). ¿Acaso hemos heredado su gusto por el alcohol?
La hipótesis del mono embriagado
Este nuevo estudio científico dirigido por investigadores norteamericanos ha demostrado por primera vez que los primates salvajes consumen etanol voluntariamente, validando así la antigua hipótesis del mono ebrio, según la cual nuestra propensión a consumir alcohol proviene de la tendencia de nuestros ancestros hacia los frutos muy maduros.
En efecto, se ha observado que estos primates – los monos arácnidos de los bosques de América Central – ingieren la fruta caída al suelo, eligiendo minuciosamente la más madura, la que, precisamente, contiene mayor concentración en alcohol. ¿Será por el placer que les depara éste?
Por otra parte se ha comprobado que su metabolismo está adaptado a eliminar la energía adquirida por la ingesta de la fruta con alcohol, obtenido por la transformación de las calorías del azúcar que mediante fermentación, se transforman en alcohol, soportando así sus efectos asociados.
De esta manera y, por selección natural, su organismo ha desarrollado la capacidad de degradar el alcohol.
Campbell et al. 2022. Dietary ethanol ingestion by free-ranging spider monkeys (Ateles geoffroyi). Royal Society Open Science. DOI: 10.1098/rsos.211729