SIN EMPAPUZAR*, LA COMIDA DE REYES CON XAVI

Decía George Brassens que “el mejor vino es el que se comparte”, pues también, la mejor comida es aquella que se comparte. Sin querer darnos cuenta, estamos en el día de Reyes y hay que tener pensado al dedillo lo que voy a poner para comer, para ello he elegido unos platos que se pueden hacer con la gorra y no requieren demasiado tiempo de elaboración, planificando con un poco de antelación voy a resolver la papeleta. Os cuento

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Un primero clásico

Borraja con patatas y jamón, una loa a mi madre en su Aragón bendito

Ingredientes para 4 personas o comida y cena para dos

4 botes de borraja en conserva (si estuviéramos en tierra borrajera sería un kilo de borraja).
2 patatas.
100 gramos de jamón serrano.
3 dientes de ajo.
una cucharada de harina.
aceite de oliva virgen extra.
perejil (evitamos la sal).

Elaboración

Si estuviese en Barbastro, retiraríamos las hojas de la borraja y la parte inferior del tallo, las lavaríamos y cortaríamos en trozos de 4 cm, pondríamos agua a calentar en una olla o cazuela grande, no sazonamos – para evitar la sal – y cuando empiece a hervir, añadimos la borraja, la cocemos durante unos 12 minutos, escurrimos y pasamos a reservar con su caldo. Pelamos las patatas, la cortamos en daditos y los freímos en una sartén con aceite, una vez doraditos los escurrimos en un plato cubierto con papel absorbente de cocina. No sazonamos adrede. Pelamos y laminamos los dientes de ajo y los rehogamos en una tartera con un chorrito de aceite, cortamos las lonchas de jamón serrano y antes de que cojan color, agregamos la harina, la rehogamos ligeramente y le añadimos el caldo de la cocción de la borraja. Cocinar el conjunto durante un par de minutos y agregamos la borraja mezclando bien y agregando los taquitos de patata a la tartera. Espolvorear con perejil y servir.

La fase de preparación se acorta con la utilización de la borraja en conserva (usamos el líquido de la borraja en conserva).

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Información nutricional de la receta

Plato sumamente saludable y gastronómico puesto que mejora el estado digestivo, después de tantos días de transgresiones dietéticas, está especialmente recomendado para las personas que aquejan gastritis, digestiones lentas/dispepsia, estreñimiento, retención de líquidos e Insuficiencia cardíaca.

Su ingrediente principal es la borraja*, que supone el 70 % del plato. La cantidad de hidratos de carbono presentes en la harina y las patatas es suficiente energéticamente sin pasar hambre durante la tarde.

Las proteínas animales son escasas, el 10 % en forma de jamón, escasez que compensaremos con la cena en forma de una tortilla con pechuga de pavo baja en sal.

Un segundo tradicional

Langostinos al ajillo

La elaboración tan hispana, “al ajillo”, implica freír los langostinos en abundante aceite de oliva virgen extra previamente aromatizado con abundante ajo laminado, evitando la guindilla.

La ternura de la carne de los langostinos los hace sumamente jugosos y con un extraordinario sabor. Su preparación tiene lugar en unos 15 minutos, por lo que es un plato práctico, rápido y fácil de hacer. Un último requisito es tener a mano un buen pan, para mojar en la exquisita salsa, eso sí, en nuestro caso, un pan sin sal.

Información general sobre el plato

Tiempo de preparación: 15 minutos, (cocción 10 minutos), para 2 personas (raciones), pese a su categoría como entrante, puede perfectamente ser un segundo tras varios días de pase torero dietético, calorías por ración: 435 Kcal.

Ingredientes para dos personas

6 dientes de ajo.
3 guindillas secas (si se quiere).
200 ml de aceite virgen extra.
300 gramos de langostinos cocidos (eventualmente frescos).
una pizca de sal fina – si se quiere -.
una ramita de perejil fresco (que espero que pronto me lo surta Xavi).

Elaboración

Pelamos los 6 dientes de ajo y los laminamos. En una cazuela pequeña y baja, añadimos 3 guindillas secas cortadas y las cubrimos con los 200 ml de aceite de oliva virgen extra, añadimos los ajos laminados y calentamos a potencia media baja para evitar que los ajos se doren en exceso. Mientras tanto, pelamos los 300 gramos de langostinos cocidos, retirando la cabeza y la carcasa del cuerpo, dejando solo la cola sin retirar, se dejan secar sobre papel de cocina y evitamos aplicar la pizca de sal (en nuestro caso añadimos unas gotas de limón), incorporamos los langostinos a la cazuela, calentando a temperatura media-alta y se fríen por cada lado durante 2 minutos. Retiramos la cazuela y servimos los langostinos al ajillo en una cazuela de barro decorando la superficie con unas hojitas de perejil fresco picado.

Resumen

Pelar y laminar los dientes de ajo e incorporarlos a la cazuela junto a las guindillas y al aceite de virgen extra, cocinar a temperatura media-baja.
Limpia los langostinos cocidos retirando cabeza y carcasa sin quitar la última parte de la cola. Seca los langostinos y añádele una pizquita de sal (en nuestro caso unas gotitas de limón).
Incorpora los langostinos a la cazuela y fríelos un par de minutos por cada lado.
Sirve los langostinos al ajillo en una cazuela de barro decorando con perejil picado.

No mojes en exceso.

Maridaje: los vinos que tomaremos

Con las borrajas, tomaré una garnacha rosé: El circo. Payaso 2022. Precio 4 €. D.O. Cariñena. De Cosuenda, sin crianza. 13 % vol.

Mi cata: Viste de rosa, brillante, aroma fresco e intenso a fresas, nata e hinojo, afrutado, con una boca en la que despliega sabores primaverales a flores, frutos rojos y hierbas mediterráneas.

Con los langostinos al ajillo, Xavi tomará su Verdejo 0.0, embotellado en Valga (Pontevedra), fresco, fresco, y yo, con permiso de todos, un Mont-Ferrant l’Americano, un Brut Nature ecológico, de 11 €. Un espumoso con 15 meses de crianza con uvas macabeo y xarel-lo, 11,5 % vol, que viste de amarillo pálido con reflejos verdosos, expresando en boca la fruta blanca y fresca, evolucionando a una textura dulce y cremosa. Burbuja perfectamente integrada y aromas cítricos con notas ahumadas y su toque mineral.

Postre

Sorbete de Tanqueray 0.0. Un sorbete que se puede servir también como aperitivo o incluso entre el primer y segundo plato (para “limpiar” el paladar). Sin heladera ni otras mandangas*, de consistencia menos cremosa que un helado puesto que no lleva ni lácteos ni grasa.