COCINAR MÁS Y ALIMENTARSE MEJOR

La mayor parte de los pacientes que acuden a mi consulta de Medicina de Familia, presentan sobrepeso u obesidad, y siendo ello preocupante, lo es más, el hecho de que buena parte de los pacientes que se incorporan, por razón de edad, a mi actividad clínica presentan sobrepeso, evidentemente algo ha fallado.

Una de las lacras que nos ha dejado el reciente confinamiento es haber sacado a la luz nuestra auténtica versión sin maquillaje alguno.

El bajo perfil de determinados sectores del mundo político, con actuaciones de ofertas de consumo de menús de fast-food a los comedores colegiales dirigidos a alumnos becados y respaldados por cadenas de comida rápida , que al final no tuvo lugar, situando el debate en la idoneidad de aquellos con rango de alimento, lo que realmente no lo es, ha puesto en evidencia la ignorancia, lo ralo de las actuaciones políticas en general y de algunas en particular.

Propias de un país con un retraso casi secular en tecnología organizativa y todavía con escasa presencia en los currículos formativos de materias tan básicas como la ética y la higiene y la nutrición.

¿Por qué nos extrañamos de determinadas actitudes de la población ante el uso de las mascarillas, la higiene en general y la distancia social? ¿Y, qué hay de los grupos negacionistas? Hace un par de semanas sin ir más lejos, un paciente en consulta telefónica, solicitaba una certificación médica en la que se hiciera constar que no debía utilizar mascarilla, sin presentar intolerancia a la misma ni otro motivo. Se le indicó que no se podía acceder a su petición, informando de la forma en cómo debía utilizarla correctamente. La respuesta fue, váyase a tomar por el…, sois unos asesinos y unos hijos de… y la interrupción brusca de la conversación por su parte, colgando el teléfono. Pero no acaba la historia ahí, la semana siguiente el paciente vuelve a contactar telefónicamente, reiterando su petición, pero esta vez verbalmente coercitivo y amenazante; cuando le reitero la imposibilidad de llevar a cabo su demanda, responde solicitando mi número de colegiado para presentar una denuncia contra mi persona. Le respondí, que estaba en su pleno derecho de hacerlo al igual que yo. De nuevo interrumpe la comunicación bruscamente no sin antes proferir insultos y reiterar amenazas. Tras un lapso de unos 15 minutos, reitera su llamada, colgando el teléfono nuevamente al reconocer mi voz. De todo ello quedó registro en la propia historia clínica y presenté la correspondiente comunicación de la incidencia a las instancias jerárquicas.

Pues bien, esta es la otra cara de la luna, que desgraciadamente, también existe, aunque no la veamos habitualmente.

Ayer día 14/08/2020, el Colegio Oficial de Médicos de La Coruña informa a sus colegiados de que no tenemos obligación de extender certificados que eximan del uso de mascarillas.

¿Otra secuela del confinamiento?, pero sin duda, también, una actitud antisocial, que nos muestra, en general, la precaria por no decir nula educación social y sanitaria de la población así como la preeminencia de lo individual sobre lo social y comunitario y, así, la verdad que es muy difícil armar el cenacho del país.

Volviendo a la temática del artículo, debo mencionar el estudio de la Western University (Ontario-Canada):

En el se advierte que los cerebros de los adolescentes, debido a su inmadurez, son más sensibles a las propiedades gratificantes de la comida rica en calorías, alto contenido en azúcares y sal. La escasa capacidad de autorregulación propia de la edad y el elevado grado de refuerzo recompensante que produce la comida con grasa, dulce y con sal, dado el mayor número de receptores de la dopamina dificulta que el adolescente pueda resistirse a este tipo de productos muy poco saludables.

El estudio hace hincapié en el hecho de que todo lo anterior los hace propensos a comer mal y a provocar cambios negativos en su cerebro.

De ahí, lo relevante de orientar desde un principio sus comportamientos nutricionales hacia hábitos saludables, dotándolos de la información adecuada y de opciones salubres para que logren un estilo de vida saludable a largo plazo.

Por otra parte, limitar el sedentarismo con la práctica regular de ejercicio y deporte, reforzaría la espiral de avance educativa.

Hace años, solíamos comentar, con el paciente al lado, cuando en los estudios de laboratorio asomaban los excesos en colesterol y triglicéridos, que “menos sartén y más zapato”, respondiendo a la pregunta ¿Y qué puedo hacer doctor?, pues hoy en día, menos PC y WhatsApp y más zapatos.

En España el 40% de los menores presentan actualmente sobrepeso y obesidad, ¡lo que nos faltaba para el duro!, para el avieso presente y el dudoso futuro… Además cabe recordar que conlleva gasto y tiene además un precio.

Efectivamente, con las cuestiones del comer no se debe jugar, y el mañana debe trabajarse hoy. Hay que ganarse el cielo en la tierra, no vaya a ser…

Ayer sábado, acudí con mi mujer al Mercado de Abastos de Santiago de Compostela y pude comprobar que en las pescaderías el kilo de mejillones costaba unos céntimos más que el precio de una pizza rebosante de queso, tomate elaborado con azúcar añadido y fiambre de escasa calidad. Sin color frente a esas cuatro raciones proteicas de elevado valor biológico que son los maravillosos mejillones que nos tomamos en casa.

Los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación revelan que no ha sido precisamente la comida y bebida saludable la que ha presidido la cocina en los hogares confinados. Pues ¡cuidado! por qué solemos tropezar en la misma piedra con excesiva frecuencia.