He aquí tres hábitos que hay que evitar.
Se trate de una botella cara o más accesible, siempre se aplican las mismas reglas al arte de la degustación del vino. La primera es consumirlo con moderación. También bien sea por desconocimiento o bien por hábito, cometemos varios errores y torpezas en la cata.
Algunos gestos sencillos permiten disfrutar de todos los aromas que posan en el fondo de la copa.
- Beber vino en malas condiciones
Fumar un pitillo antes del aperitivo, lavarse los dientes antes de acudir al restaurante o tomar un café de cafetera a presión son incompatibles para disfrutar de su copa de vino. Es difícil apreciar una botella de vino en este contexto. Los sentidos no se hallan totalmente despiertos y las papilas gustativas no se hallan en la mejor de sus capacidades sensoriales.
- Abrir la botella y beberla prácticamente de golpe
Empieza la comida, estamos en la mesa y abrimos una botella de vino sin reparar en
que un vino jóven debe abrirse con anterioridad con el objeto de que sus aromas se
desarrollen plenamente al oxigenarse. Por contra si se trata de un vino viejo, de unos
30 años bastará con servirlo en la copa para que se oxigene adecuadamente. Para
saber durante cuanto tiempo hay que decantar mejor preguntarle al experto, sumiller
o bodeguero.
- Enfriar los blancos y calentar los tintos
El blanco en el frigorífico y el tinto en la alacena de la cocina. Actitud sencilla para
degustar correctamente un vino.
En realidad solamente los blancos licorosos deben servirse a unos 10º. Los vinos
blancos secos deben consumirse a unos 12º, sino se corre el riesgo de bloquear
sus aromas por el frío.
Los tintos afrutados, también deben beberse a esta temperatura y no a temperatura
ambiente.
- Tomar la copa con ambas manos
Con el fragor de la comida no se presta atención muchas veces a como sostenemos
la copa en la mano. Un error que debe evitarse pues puede alterar la degustación.
Cuando la mano se halla en contacto con el cáliz de la copa,esta se va a calentar y
va a alterar el sabor del vino. Por ello conviene sostener la copa por el pie o el vás-
tago de la copa.
- Tragar sin saborear reflexivamente
En la mesa solemos distraernos con la conversación y no reparar en el vino que
estamos bebiendo. Si los sorbos se encadenan sucesivamente, el sabor percibido
es fugaz. Lo ideal es tomarnos un tiempo para que el vino pase con sosiego por
la boca antes de valorarlo. Los receptores gustativos de lo salado, de lo dulce, de
la acidez y del contacto con la lengua se complementan y potencian cuando se
repara también en los aromas del vino. Nos sorprenderá el potencial de los vinos
que degustamos.
- Este artículo se ha escrito con el fondo musical de Rubén Blades con Marsalis del
podcast de Radio 3 (cuando los elefantes… 23.01.2019 de Carlos Galilea) después de mi sesión de gimnasia matutina. Gracias “cateros” por entrar en nuestra vida.