¿Dónde estará el futuro del mundo del vino?: en el Reino Unido, en Argentina o en dónde? Con el cambio climático, es muy probable que algunas regiones del mundo no puedan producir vino de forma rentable, en tanto que otras sí podrán embarcarse en un nuevo negocio vitivinícola.
El cambio climático está cambiando el mapa y la geografía del vino, con ganadores y con perdedores, según comenta Cornelis van Leeuwen, profesor de viticultura en Bordeaux Sciences Agro. Investigadores franceses (Dijon, Buerdeos) e italianos, que han sintetizado los estudios existentes sobre el cambio climático: aumento del calor y la sequía así como cambios en los parásitos y en las enfermedades. El estudio ha sido publicado en la revista Nature Reviews Earth & Environment, en el que se indica que existe un riesgo sustancial de pérdida de capacidad productiva vinícola de forma rentable en las actuales regiones productoras. Dependiendo del nivel de calentamiento, entre el 49 y el 70 % de las regiones perderían esta capacidad.
“Todavía podemos producir vino en casi cualquier lugar (áreas tropicales, Tahití, en la India, etc.) pero se trata de producir vinos de calidad con rendimientos económicamente rentables”. Por el contrario, entre el 11 y el 25 % de las regiones donde ya hay viñedos, podrían ver mejorar su producción, pudiendo surgir nuevas regiones vitivinícolas en latitudes y altitudes más elevadas. Por ejemplo, en el sur de Gran Bretaña, donde la cultura es ahora incipiente. Como en otras zonas, el nivel de calentamiento futuro cambiará significativamente la situación actual. Si se mantiene por debajo de los 2 º C a nivel mundial – el límite superior del acuerdo de París – la mayoría de las regiones productoras de Europa conservarán su capacidad productiva, si bien a costa de adoptar medidas de adaptación.
Regiones en riesgo y en peligro por el cambio climático
Por otra parte, “en escenarios de calentamiento más severos, la mayoría de las regiones mediterráneas podrían volverse climáticamente inadecuadas para la producción de vino”, concluye el estudio.
Alrededor del 90 % de las regiones vitivinícolas tradicionales de las zonas costeras y bajas de España, Italia y Grecia estarían amenazadas de desaparición a finales de siglo. En otras partes del mundo, como por ejemplo el sur de California, también podrían correr la misma suerte. Curiosamente, Francia no sería el país más expuesto pero sí, también afectado. Algunas regiones productoras deberán adaptarse, bien utilizando variedades uvales que puedan soportar temperaturas más altas y sequías, como la cariñena, la garnacha, la monastrell, o las blancas airén, chenin y la chipriota xinesteri.
El incremento del riego es una mala adaptación dado que las vides de regadío son más vulnerables a la sequía en ausencia de agua, recurso limitado, por lo que es y sería una locura concederla a las vides que pueden hacer frente de forma muy apañada al cultivo en secano.