Estilo de Vida Vinos

BUSHMILLS, UN SINGLE MALT IRLANDÉS ESPECIAL

Catar el Bushmills, de 46 años, el single malt irlandés más antiguo jamás embotellado, es todo un lujo.

Una oportunidad demasiado buena para degustar un monumento de la historia del whisky irlandés que no está al alcance de todos dado que se ofrece a 12.000 euros la botella.

¡Ojo!, bebida de alta graduación.

Con un conciso comunicado de prensa: “¡Lanzamiento de una botella excepcional!”, se despachó la casa a sabiendas de lo que hacía: Presentaba el “whisky de malta irlandés más antiguo: Bushmills 46 Year Old Secrets of the River Bush”. Sin lugar a dudas, todo un exceso en los tiempos que corren.
El mundo de las bebidas espirituosas, a veces ofrece la oportunidad de degustar vinos que se salen de lo común. Apasionante para los que se dedican a la divulgación del vino, de las bebidas espirituosas y de todo orden, pero la pregunta sería:”¿Es posible probar este Bushmills?”, un whisky del que solo existen 300 ejemplares, disponible a 12.000 euros la botella, y que ha sido elaborado con los mejores destilados de 1978 envejecidos durante casi medio siglo en barricas de oloroso jerezano. Todo un tributo al paso del tiempo. Bushmills es la destilería más antigua del mundo que sigue en funcionamiento y al río Bush, que le da de beber en el condado de Antrim en Irlanda del Norte. En honor a la honestidad diré que yo no he catado este tesoro y he recurrido a mi amigo Jean de Pau, que sí lo hizo recientemente tras ser invitado como periodista especializado, dando traslado de su experiencia de cata.

Registro validado

Antes de nada, quizás haya que preguntarse si realmente era el single malt irlandés más antiguo “jamás embotellado”, como afirma con orgullo el comunicado de prensa. Parecería que sí. Se ha encontrado un rastro de un Old Midleton de 50 años (cuesta 55.000 euros poder incorporarlo a tu bodega…), que sí es efectivamente el whisky irlandés más antiguo. Sin embargo, no se trata de un single malt, sino de un “alambique irlandés” (“destilado irlandés”), (no cebada 100% malteada). Por lo tanto, registro validado.
Vayamos al grano. A este nivel, no se puede o debe hablar de una simple cata. Es una aventura papilar. En primer lugar, visualmente: el color caoba de la botella se aclara en el vaso y adquiere un tono más claro. Hay algo de untuosidad agradable, pero esta joya, a pesar de ello, permanece fluida. En la nariz, este veterano no parece tener la edad que ostenta. Resulta afrutado, caramelizado… Con recuerdos a orejones y miel de castaño en su seno. También presenta aromas a cítricos, madera húmeda y a salsa de soja.

Intensa complejidad

En boca es una explosión de notas, aromas y matices. Se mezclan por docenas. Al final, la complejidad supera cualquier rigor periodístico. ¿Qué sentido tiene describir la paleta infinita de características sin miedo a aburrir al lector? Intentemos poner unas palabras a esta profundidad infinita: la primera sorpresa es la redondez de esta joya de malta. Este whisky no es ni agresivo ni esnob, es totalmente accesible (no en el sentido financiero, seamos claros). Conserva una dulzura real: caramelo con mantequilla, canela, cerezas maduras recién caídas del árbol, pero también melocotones en almíbar, como una nectarina fibrosa sumergida en su jugo concentrado. Luego revela ese rasgo de carácter más adulto. La dureza de un café negro se contrarresta con la dulzura del anacardo. Y siempre madera. El roble no está demasiado presente. Apenas volando. Se dice a sí mismo que ha hecho un buen trabajo durante todos estos años.

Bushmills 46 años, 12.000 euros, 70 cl, 46,3%. Probablemente, un desafuero en todos los sentidos.
Mi agradecimiento más profundo para Jean.

La fotografía

Image by Michal Jarmoluk from Pixabay

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