Hoy desde decataencata.com os presentamos las 5 señales que deben alertarnos ante la probable decepción que nos puede provocar la carta de vinos.
Cuando es incompleta
Cuando falta la añada, el nombre de la bodega, la denominación de origen, no se menciona si es tinto, blanco o rosado o cuando el sumiller está missing o el restaurador resalta el valor de su margen antes que la información debida, para el cliente, mejor pasar.
Las faltas de ortografía
Respecto a las denominaciones, nombre de las bodegas y regiones, o bien cuando se limita a copiar la información de la etiqueta de la botella, en estos casos, la decepción está servida dado que cuando el restaurante se dedica más a la forma, cabe pensar que el fondo también puede estar afectado, por ejemplo la calidad de la comida.
La información se reduce al mínimo
La Rioja, la Ribera del Duero, tinto, blanco, rosado y nada más. Una elección mínima y una información que va en formato folio entre dos hojas plastificadas, que auguran precariedad. Con vinos de origen poco o nada conocido al igual que la denominación de origen, la bodega, el viticultor, la añada y la cosecha.
La monotonía de la carta
El mismo nombre, para todos los colores y para todas las denominaciones. Probablemente se trate de un gran distribuidor, cuyos vinos no necesariamente tengan mala calidad, pero sí que indica la falta de imaginación del restaurante. Y, recuerda que en esta situación es fácil correr el riesgo de que la comida también sea flojita…
La carta puede estar esponsorizada
El logo de una región, de una personalidad del mundo del vino, de un distribuidor… He aquí una carta de vinos fagocitada por una sola marca comercial. Una hegemonía que en la carta representa el gran peso del margen sobre el interés del cliente.
MUSICANDO
La foto
Escorado. Yasin Akgul/AFP . Estrecho del Bósforo, Estambul. Turquía